8 de Diciembre: Es tradicional armar el arbolito de Navidad
Pero cuál es la leyenda detrás de esta ceremonia pre navideña. El significado de los colores azul, rojo, plateado y dorado en las esferas que se colocan. Y el ritual del pesebre.
El armado del «arbolito» de Navidad es una de las tradiciones que se repite cada 8 de diciembre, sin conocer en muchos casos los orígenes y leyendas que las inspiraron e hicieron perdurar en el tiempo.
Las versiones entorno al árbol de Navidad son muchas, pero todas tienen a Europa como raíz común. Las más precisas y no tan añejas dicen que fue en Alemania y que la idea era, simplemente, darle un toque verde al hogar con un abeto, pino o boj en contrapartida a la frialdad del blanco exterior.
Sin embargo, la tradición de adornarlo está rodeada de otros simbolismos y se remonta a la segunda mitad del siglo XVIII, cuando se estableció una relación con la fiesta cristiana.
Algunos autores sostienen que, en invierno, los campesinos temían que los «espíritus» de la cosecha y la abundancia abandonaran la región, por eso para estimularlos colgaban decoraciones de piedras pintadas y telas coloreadas en los árboles para que los frutos resplandezcan en primavera.
Otros, en cambio, atribuyen el rito a los fieles que iluminaban su camino con velas para ir a misa el 24 de diciembre a medianoche, y que con el correr del tiempo las fueron colocando directamente en los árboles.
Pero la magia del árbol de Navidad tiene su propia leyenda.
Una noche fría de diciembre, en un claro de las montañas de Judea, se levantaba erguido un joven abeto plateado, que la primera Nochebuena de la humanidad se iluminó con una estrella fugaz que tocó su copa y brilló toda la jornada anunciando la Buena Nueva.
Los que presenciaron aquel «milagro», según la tradición, iniciaron la costumbre de adornar con plata y luces de colores un árbol de similares características en el interior de sus casas.
Actualmente hay esferas de todos los tamaños y colores para embellecer nuestros hogares cada navidad, además es posible encontrar cualquier cantidad de adornos, figurillas que van desde los moños, hasta los muñecos, dulces, todo depende de la creatividad y entusiasmo navideño para adornar los árboles.
Sin embargo, los colores tradicionales de estas frágiles figuras redondas son los utilizados durante el periodo de adviento: rojo, azul, plateado y dorado y, como es de esperar, cada uno de estos representa una oración distinta. Rojo: una petición, Azul: arrepentimiento, Plateado: agradecimiento, Dorado: alabanza.
En tanto, el ritual del pesebre se remonta al año 1223, cuando san Francisco de Asís remarcó las virtudes de la bondad, la pobreza, la humildad y la mansedumbre, que para él revivían cada Nochebuena, con un pesebre «viviente» en una gruta natural de las cercanías de Greccio.
Medio siglo después, el célebre artista Arnolfo de Cambio esculpió una serie de personajes -la Virgen con su Hijo, San José, los Reyes Magos, el asno y el buey- que son la base de los pesebres actuales. La piedad e imaginación popular fueron añadiendo detalles para completar la escena.