9 de noviembre: Día Nacional del Maestro Rural
El 9 de noviembre de 1901 nacía Ángela Peralta Pino y en su homenaje se instituyó el «Dia nacional de los maestros.
Ángela Peralta Pino fue una pionera de la educación rural cuando a mediados del siglo XX recorría el norte santafecino con su escuela rodante.
En un contexto rural disperso caracterizado por las extensas distancias, la falta de líneas de comunicación y las complicaciones climáticas, la alfabetización de los niños y niñas se dificultaba. Entonces, en 1940, esta maestra decide salir a bordo de un vagón de tren convertido en aula para recorrer distintas geografías. La Escuela Rodante comenzaba una gran labor, que continuaría por 22 años.
La Escuela Rodante Nº 942 estaba montada en un antiguo vagón sobre ruedas aptas para el tránsito en caminos de tierra y tenía el objetivo de alfabetizar a los hijos de los hacheros y peones rurales que vivían en lugares donde aún no existían escuelas permanentes. Con ese propósito, Ángela recorrió los obrajes forestales como el de Los Guasunchos, Los Quebrachales e Itapé, y lejanas zonas rurales de Santa Margarita, Los Guanacos, Cuatro Bocas y El Mate. También estuvo en zonas conocidas como La Avanzada, La Carreta y La Hiedra.
Su trabajo docente fue tan significativo que se reconoce la fecha de su nacimiento, el 9 de noviembre, como Día Nacional de los Maestros Rurales. Algunos la llamaban Angelita, otros se referían a ella como la «maestra caracol».
La escuela quedó abandonada durante muchos. En 1982 fue rescatada y convertida en museo. Desde entonces, está ubicada en el ingreso a la ciudad de Tostado.
La escuela como espacio de encuentro en los territorios rurales
La ruralidad ya no es la que Ángela Peralta Pino vivió que se definía como lo contrapuesto a lo urbano, cómo sinónimo de producción agrícola, o el número de habitantes según superficie. «Lo rural» es ese campo que se construye en las diversas geografías del interior de nuestro país, en torno a los espacios de producción agropecuaria a partir de los que dialogan otros actores y prácticas multidimensionales, tejiendo lazos territoriales.
La presencia de la escuela invita a poner en valor y difundir las dinámicas comunitarias cotidianas que son huella de identidades y de arraigo, que revelan las diversas maneras de ser y de habitar lo rural en las que prevalecen formas asociativas, participativas, pluri activas y multi ocupacionales que permanecerían invisibles de no ser por la impronta pedagógica aportada por las escuelas rurales y sus educadores que con su labor apuntan a derribar las barreras de la desigualdad.