La caída de temperaturas durante el invierno boreal favorece la circulación de virus respiratorios y reduce la exposición solar, lo que influye en el funcionamiento del sistema inmunitario. En este escenario, dos suplementos se presentan como relevantes para cubrir deficiencias comunes: la vitamina D y selenio. Muchas personas se preguntan para qué sirven y por qué los profesionales de la salud los recomiendan.
La temporada de frío reúne varios factores que aumentan la probabilidad de contraer gripe o experimentar fatiga. Las vías respiratorias se vuelven más vulnerables porque el aire fresco disminuye sus defensas naturales y permite que los virus se establezcan con mayor facilidad.
Al mismo tiempo, las condiciones climáticas y la necesidad de permanecer en adentro incrementan la transmisión de agentes respiratorios, que se mantienen activos por más tiempo en ambientes secos.
La menor exposición al sol es otro elemento clave. De acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), los niveles de vitamina D descienden durante esta época, lo que puede afectar la capacidad del organismo para responder ante infecciones. Cuando los virus comienzan a circular con más intensidad, el sistema inmunitario utiliza más recursos, esto genera cansancio en muchas personas.
Frente a este escenario, varias investigaciones observaron cómo algunos suplementos pueden contribuir a cubrir deficiencias nutricionales que suelen aparecer en los meses fríos. Este apoyo no sustituye el funcionamiento natural de las defensas, pero puede ayudar a mantener niveles adecuados de ciertos nutrientes esenciales.
Dentro de los nutrientes analizados por organismos de salud, la vitamina D y el selenio destacan por su relación con el funcionamiento inmunitario y los síntomas asociados a infecciones respiratorias. Ambos fueron objeto de múltiples estudios que los vinculan con procesos celulares esenciales para la respuesta del organismo ante virus y para la producción de energía.
Aunque su forma más común de absorber estos nutrientes es a través de una buena alimentación y la exposición solar, frente a condiciones de deficiencias, los suplementos pueden servir para compensar esas carencias específicas y restablecer valores adecuados.
De acuerdo con HealthLine, entre las opciones de suplementación de la vitamina D y el selenio se encuentran:
La vitamina D participa en procesos relacionados con la respuesta inmunitaria. Colabora en el trabajo de células implicadas en la defensa contra microorganismos y modula mecanismos inflamatorios.
Las personas con niveles bajos podrían ser más susceptibles a contraer infecciones respiratorias. Investigaciones sugirieron que, en individuos con deficiencia, la suplementación podría reducir de manera leve el riesgo de presentar cuadros como la gripe.
Respecto a la fatiga, se ha observado que la deficiencia puede estar asociada a este síntoma. Cuando se corrige la carencia, algunos estudios reportaron mejoras en la fuerza física de extremidades superiores e inferiores, lo que podría influir en la disminución del cansancio.
El selenio participa en la formación de selenoproteínas, esenciales para múltiples funciones humanas. De acuerdo con los NIH, su deficiencia afecta a cientos de millones de personas en el mundo debido a ingestas insuficientes. Personas con condiciones que implican restricciones dietéticas, como la fenilcetonuria, pueden ser más vulnerables a la falta de este mineral.
Este nutriente también es un componente fundamental de procesos antioxidantes y antiinflamatorios. Las selenoproteínas contribuyen a limitar el daño celular y participan en la respuesta frente a agentes infecciosos.
Estudios en animales mostraron efectos de protección antiviral frente a virus de influenza. En pollos, distintas formas de suplementación disminuyeron la cantidad del virus y aumentaron la actividad de compuestos relacionados con la respuesta inmunitaria.
Su relación con la fatiga también se ha estudiado. Aunque una carencia puede asociarse con un funcionamiento inmunitario disminuido, un consumo excesivo puede producir efectos adversos, lo que incluye cansancio, por lo que su uso requiere supervisión.
Los organismos de salud recuerdan que los suplementos no previenen enfermedades. Su función es mantener niveles adecuados de nutrientes para que el sistema inmunitario despliegue sus mecanismos habituales. Cuando no existe deficiencia, aumentar el consumo mediante esta opción no acelera la recuperación de infecciones ni evita su aparición.
Además, el exceso de vitamina D o selenio puede provocar efectos no deseados, entre ellos alteraciones neurológicas, somnolencia o problemas metabólicos.

