LOCALES

Antes del Corona Virus ACV Después del Corona Virus DCV AÑO 1

                                                       Por QUIMI TOGNOLA   MARZO 2020

Tres cuestiones preocupaban al hombre desde los orígenes de la humanidad, la peste, el hambre y la guerra. 10.000 años después cuando el hombre creía que estas calamidades pasarían a formar parte de la historia, en virtud de que las hambrunas conocidas de la antigüedad pasaron hoy a focalizarse en algunas pocas regiones de países menos desarrollados, debido a que  la enorme tecnificación agraria  hizo que la producción de alimentos tenga una dimensión impensada 500 años atrás satisfaciendo  el crecimiento demográfico del mundo, aún con sus desigualdades, ni  que hablar de las grandes guerras que diezmaron pueblos y civilizaciones enteras por años,  hoy  se circunscriben solo a conflictos regionales por cuestiones religiosas o políticas, condicionando los grandes conflictos por el temor del desarrollo de armas de destrucción masiva, atómicas y biológicas que amenazan con la extinción de la especie  humana ante una confrontación nuclear de las grandes potencias. Ni que decir de las enfermedades y las pestes, la evolución de las ciencias médicas, el descubrimiento de vacunas y antibióticos más en desarrollo de la nanotecnología y la robótica, llevó al hombre a dejar de pensar estas cosas y empezó a trabajar en la ingeniería genética y la bioética,  en la decodificación del genoma humano y el rejuvenecimiento de las células, lo que lo pondría en las puertas de la inmortalidad y la juventud eterna, el sueño del  hombre desde tiempos inmemoriales. Cuando se piensa que el cuerpo y el cerebro pueden ser producto del diseño, y que estamos a un paso de la inteligencia artificial y de vencer a la muerte. Estábamos ahí  parados  sobre nuestra inmensa soberbia mirando al cielo y al infinito soñando con ser dioses, como dice  Yuval  Harari, en Homo Deus, sin mirar lo que hacíamos con el suelo que pisábamos,( contaminando, alterando el ecosistema, sobre explotando recursos, etc.)un microscópico virus altera todos nuestros sueños y nos pone de cara a la pesadilla de volver a las cavernas, al inicio, a desandar 10000 años de evolución por no mirar los mensajes que emitía la tierra, nuestra hogar, la casa de todos. Tan ocupados estábamos en generar riquezas, comodidad, poder, que  no atendimos ese llamado de tsunamis, terremotos, sequías, inundaciones, tifones, que ahora cuando llama a la puerta ese virus invisible desata una ola de miedo que estremece los cimientos de la humanidad.

 Nuestra historia occidental expone otro punto de inflexión cuando hace más de dos mil años

el cristianismo decide contar el tiempo a partir de Jesús, y el mundo ya no fue el mismo.

Antes de Cristo, Después   de Cristo. Cuando el Papa Juan I, le encarga a Dionisio, el Exiguo, monje con conocimientos de matemáticas y física para que fije una fecha cronológica del nacimiento de Jesús, determinó que el año 1 de la era cristiana era a partir del 754 A.U.C(Ad urbe condita, fundación de Roma). Esta fecha inicia un punto de inflexión con consecuencias religiosas y políticas para todo el mundo occidental.

A qué viene esto, aunque parezca una paradoja, estamos en una instancia en el que el mundo no va a ser el mismo después de esta pandemia, ni política, ni económica, ni culturalmente vamos a ser iguales. A.C.V(antes del corona virus)D.C.V(después del corona virus).

Por lo pronto oficialismo y oposición se mostraron juntos y dispuestos a trabajar por el bien común, quebrando así doscientos años de una   endémica división de facciones políticas irreconciliables. Entendieron que el poder no sirve de nada si estamos muertos.

Es ahora entonces  D.C.V(después del coronavirus)que debemos empezar un nuevo tiempo, no solo recuperar la naturaleza y hacer un planeta más amigable, sino restablecer las relaciones humanas por medio de la cooperación, la solidaridad, la justicia, buscando entre todos desterrar las desigualdades y la pobreza utilizando todas las herramientas con que cuenta el hombre, no para acumular riquezas y poder, sino para mejorar la calidad de vida de la humanidad en paz y prosperidad. Para eso debemos empezar nosotros mismos a cambiar y entender que el otro no es nada más que uno mismo en otra persona.

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