La travesía de Martín Yennerich de 39 años comenzó hace unos días desde Esperanza en la provincia de Santa Fé, las condiciones climáticas obligaron a una parada en Esquina.
Planea llegar a Misiones, Chaco, Jujuy y finalizar en Ushuaia.
Serán serán 12000 kilómetros de soledad, el riesgo del tráfico, inclemencias del tiempo y la inseguridad a bordo de «La Negrita», hasta Ushuaia.
“Salí de la ciudad de Esperanza Santa Fe que está a 40 kilómetros de la capital hacia el oeste, el objetivo es recorrer gran parte del país, arrancando por Entre Ríos, Corrientes, después nos vamos para el lado de Misiones y hago una vuelta volviendo de las Cataratas, retomando por el centro de la provincia por la Ruta Provincial 14, y me cruzo para el lado de Chaco, ahí hago unos días donde tengo familia y subo por la 16, hacia el noroeste, Salta, Jujuy y demás estaré unos días visitando esos lugares maravillosos y bajo por la 40, el destino final es Ushuaia”.
“En estos tipos de viaje lo planeado no ocurre pero si te ordena, la idea era ir viendo los lugares que me gustaban, tratando de alinear rutas y así salió, pedaleo unos 50 kilómetros al día, hay gente que pedalea mucho más, depende del día, hay un plan uno se sienta y traza puntos cada 50 kilómetros, lo lindo que tiene este viaje es lo imprevisto”.
“No tengo un tiempo para llegar a Ushuaia, la clave es no llegar durante el invierno que es durísimo, al ritmo que voy espero llegar en época estival a la zona sur donde hay paisajes producto del deshielo y demás”.
“Mi bicicleta es una Raptor rodado 29 talla L, la preparación consistió en preparar las alforjas con una amigo de Esperanza, fui comprando equipamientos, los porta alforja, electrónica, acampe, todo fui comprando poco a poco”.
“Siempre hice deportes, hacia natación y salía a correr, salía a pedalear para tener flexibilidad, pero cuando subís a la bici con toda la carga cambia el parámetro con las subidas y todo, viajo con 60 kilos, mas mi peso y el peso de la bici que deben ser unos 15, lo normal para un viaje de este tipo”.
“Tuve la fortuna de Santa Elena de cruzarme con unos viajeros, estuvimos haciendo ruta hasta acá, después nos dividimos pero fue una linda experiencia, el compartir y armar un grupo tipo manada, una experiencia nueva para mí”.
“Soy muy estructurado, a las cuatro de la tarde tengo que llegar a un lugar y conseguir acampe, que me dé luz solar y demás, el día arranca con un buen desayuno, tostadas con café mermelada y membrillo, todo lo que da energía que se necesita para meter kilómetros, agarro el campamento y trazo 50 kilómetros, paro en el medio y demás, trato de no llegar de noche”.
“Me gusta mucho la gastronomía, mi dieta principal son carbohidratos, esenciales para una jornada larga de pedaleo recuperas la energía de los músculos, en el almuerzo siempre algunos vegetales con pastas, arroz, soja texturizadas, avena, no tiene la calidad de la tarde pero está ahí y se puede llevar, mermelada y frutas, comer cada cuatro horas una fruta es casi esencial”.
“Dejo que las cosas fluyan y surjan, creo que el futuro salvo para el subconsciente no existe, si me gusta el lugar doy como culminado mi etapa de recorrer en bici, si me sale la posibilidad de trabajar en el camino es algo que te dignifica y te alimenta”.
“Lo lindo que tiene estos viajes es que uno se olvida de la tecnología, uno vuelve a foja cero donde no existía Android, pero la uso para registrar el viaje, Instagram forma parte de nuestras vidas, ahí mi familia se entera de esas cosas, trato de canalizar por esa vía, es una hermosa herramienta que me permite registrar todo el viaje”.
“No me alcanzan las palabras para agradecer a los Bomberos, ellos son seres maravillosos, desde chicos los admiro, esa condición de dar la mejor humanidad que tienen a cambio de nada solo por un bien social, no se olviden de los Bomberos, son hermosas personas, mil gracias a ellos por la hospitalidad y la predisposición, nos han dejado bañarnos y posibilitado agua caliente”.
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