Deseo ciudadano
La llegada de las celebraciones de fin de año nos lleva inexorablemente a hacer un balance y a formular deseos para un futuro más promisorio. La sociedad ha sufrido cambios significativos en el orden político que se tradujeron en un fuerte ajuste que afectó a las clases media y baja de la población. Las noticias que diariamente se transmiten por medios audiovisuales y gráficos nos hablan principalmente de corrupción, guerras, desaparición de personas, crímenes, negociados y sobre la política estadounidense manejada por un presidente que inquieta al resto del mundo. ¿Será posible revertir esta etapa de desconcierto, intranquilidad y pesimismo que abruma a nuestra sociedad y que comencemos una de mayor tranquilidad, convivencia y solidaridad? El ciudadano común solo desea poder desarrollar normalmente su actividad diaria estando seguro de que los que se encargan de dirigir el destino de la nación sean honestos, aptos para cumplir sus tareas y que piensen en el bienestar de todos por igual. Solo así podremos brindar por un año más próspero y feliz.
Silvio Kremenchuzky
skremenchuzky@gmail.com
Volver a creer en la ley
Cuando quienes deben investigar (fiscales, jueces, organismos de control, etc.) dependen política, económica o socialmente de los mismos actores corruptos y poderosos; la investigación se bloquea antes de empezar. Cientos de graves denuncias se anuncian en los medios y las investigaciones no avanzan. Pareciera que la ley se aplica con rigor al débil y con prudencia extrema al poder corrupto; mientras se blinda con fueros mal usado, demoras procesales eternas, nulidades técnicas, archivos “provisorios” que nunca se reabren. Todo legal en apariencia, pero funcional a la impunidad del poder. Y cuando la sociedad se resigna, la impunidad se consolida. En la Argentina falta castigo cierto, rápido y ejemplar. Sin ello, toda ley queda en un texto estéril. Cuando el poder corrupto vuelva a temer a la Justicia, la sociedad volverá a creer en la ley.
Fernando J. Bustillo
fernandojbustillo@gmail.com
Un baño de sensatez
Es Navidad, es tiempo de amor y paz. Es tiempo de unión y esperanza. Los argentinos por primera vez en 80 años creemos ver un futuro de progreso, crecimiento y bienestar. El objetivo ha sido fijado. El camino ha comenzado a ser recorrido. Solo resta que los diputados y senadores, que dicen no querer el regreso del kirchnerismo, oculto en cualquiera de sus múltiples disfraces, dejen de lado egos, intereses personales, ideologías perimidas y se sumen con su voto a ser parte del giro copernicano que intenta el presidente Milei. Habrá tiempo de marcar las diferencias o los anhelos de cada uno. Este no es el momento. El kirchnerismo-peronismo se disuelve internamente. Carece de futuro. El caos que anunciaban para este diciembre que termina lo tienen puertas adentro. El fin está cerca. Axel Kicillof, Mayra Mendoza, Máximo Kirchner, Sergio Massa, Juan Grabois, Ofelia Fernández, Verónica Magario, Cecilia Moreau, Hugo Yaski, Luana Volnovich. Victoria Tolosa Paz, Horacio Pietragala, Agustín Rossi, Jorge Taiana, Natalia Zaracho, Fernando Espinoza, Mario Alberto Ishii, Gildo Insfrán, Ricardo Quintela, entre otros militantes, son parte de quienes nada tienen que ofrecer. Ninguno ha esbozado una idea sensata, lógica o innovadora. Solo referencias al pasado. En una sociedad orientada al mérito, al esfuerzo personal, al estudio, al trabajo, a la paz, a la libertad, a la democracia, estos personajes no tienen cabida. El deseo de quienes abogamos por estos principios es que un baño de sensatez y sentido común se derrame sobre los legisladores que no quieren mirar hacia atrás. El país los observa.
Gabriel C. Varela
DNI 4.541.802
Causas abiertas
En su momento, el presidente Milei dictaminó que en “su” gobierno el que fuera sospechado de corrupción quedaría “afuera”. Estos días, con el periodista Luis Majul, ante la consulta del nombramiento de Andres Vázquez en la ARCA, dijo que “causas abiertas puede tener cualquiera en política. El problema es si en todo caso tiene condenas o no”. ¿Cuánto va a tardar en decir que si no tiene condena de la Corte Suprema sus funcionarios son inocentes, como dicen los peronistas? (aunque con condena de la Corte también lo dicen). ¿Se entiende por qué el Presidente volteó “ficha limpia”? “Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros” (Groucho Marx).
Enrique Di Fiori
DNI 5.387.079
Navidad
El año pasado, por estas mismas fechas, LA NACION tuvo la gentileza de publicar una carta de mi autoría en la que advertía sobre la progresiva disolución del sentido cristiano de la Navidad. Lejos de corregirse, ese extravío se ha profundizado. Basta recorrer calles, centros comerciales e incluso muchos hogares para comprobar que la celebración ha sido colonizada por el ruido, la estética vacía y el consumo compulsivo, mientras el misterio que le da origen queda relegado —cuando no directamente expulsado—. Conviene decirlo sin eufemismos: una Navidad sin Cristo no es Navidad; es una representación hueca. La proliferación de luces, regalos y la omnipresencia de Papá Noel no reemplazan la fe; con frecuencia, la adormecen. Las fiestas parecen vivirse de modo mecánico, casi administrativo, como un trámite social más, despojado de toda exigencia interior. Tal vez haya llegado el momento de volver a lo esencial. El pesebre no es un adorno: es una toma de posición. Allí no hay espectáculo ni estridencia, sino silencio, pobreza y verdad. Allí se recuerda que Dios no eligió el poder ni el brillo, sino la humildad para redimir al hombre. Sin ese centro, la Navidad se vacía; con él, recupera su sentido más alto. Porque —como enseñaba san Josemaría Escrivá— Dios nos espera en lo ordinario. También en estas fiestas, si tenemos el coraje de buscarlo donde siempre estuvo.
Juan T. Medi Cogo
DNI 44.940.031
Tolerancia
Ni la Argentina ni ningún lugar están eximidos de la posibilidad de un atentado terrorista al estilo del que ocurrió en Bondi Beach en Sídney. Sin embargo, y a pesar de que en el mundo se sigue señalando negativamente a nuestro país por afinidades en su momento y por haber hospedado a jerarcas nazis después de la Segunda Guerra Mundial, podemos afirmar con certeza que la nuestra es una de las sociedades más tolerantes y abiertas del planeta. Aquí llevar puesto un kipá por la calle es totalmente corriente. Abrir un café restaurante en plena avenida Libertador, que rige su apertura de acuerdo con la tradición judía (cierra al atardecer del viernes y reabre el domingo por la mañana), como ocurrió muy recientemente, no generó comentario de extrañeza alguno, simplemente porque se lo vio como algo normal. Otro ejemplo: el domingo pasado, durante el concierto navideño de la orquesta sinfónica Pequeña Venecia, integrado principalmente por músicos venezolanos, su director manifestó a la audiencia su agradecimiento a los argentinos por ser la nuestra la nación que mejor recibe a los exiliados del régimen oprobioso de Maduro. Por otro lado, tenemos organizaciones como la Confraternidad Judeo Cristiana, que, periódicamente, reúne en oración a religiosos de todas las confesiones que encontramos en nuestro medio, en un ambiente que realmente llega al corazón. Y así podemos continuar largamente, refiriéndonos a todas las minorías que habitan nuestro suelo. Quien esto escribe da testimonio personal, por haber llegado aquí él mismo como refugiado del nazismo, en 1940. Ahora, eso sí, no podemos bajar la guardia, porque el peligro está en todas partes. Por esto podemos dar gracias a que, en estos tiempos, los que están a cargo de nuestra seguridad no se chupan los dedos y cada día van desarrollando nuevas prevenciones. De todas maneras, es clarísimo que la Argentina no es uno de los peores países del mundo donde actualmente se puede vivir; ¡muy por el contrario! Demos gracias a Dios por ello y cuidemos todos y cada uno de nosotros el tesoro que tenemos.
Harry Ingham
DNI 4.149.607
Realidad electoral
De 46,5 millones de habitantes argentinos, estaban habilitados para votar 36, o sea el 78,2%. De los sufragantes autorizados solo el 66% concurrió a las urnas, unos 23 millones. Por lo tanto, unos 13 millones no asistieron, un poco más de un tercio, o sea, el 34%. Si LLA obtuvo unos 9 millones de escandios, es la cuarta parte de los concurrentes y el 2/3 de los no concurrentes en relación a estos. O sea, los ausentes son mayoría respecto al más votado, incluso los votos obtenidos por quien ganó no llegan a la quinta parte de la población total del país. La segunda fuerza, con 8 millones, está en un porcentaje aún más bajo, producto de la corrupción durante sus gestiones. El primero y el segundo suman unos 17 millones de votos, no llegan al 50% del padrón habilitado. No hay que sentirse un triunfador, considerando que LLA perdió 16% de votantes respecto al 2023. Los guarismos de las dos fuerzas mayoritarias son el fiel reflejo de cómo han gobernado y están gobernando, alejados de la realidad del país y de las necesidades de la gente, cada día más pobre y desamparada. Un 34% de ausentes es una mayoría indiscutible que no está de acuerdo con la política toda. Les llegó la hora de pensar qué camino tomar a todos los políticos, cuyos resultados obtenidos son poco alentadores para ellos, y es el reflejo de su incapacidad y desapego al prójimo y a la República.
Rodolfo C. Castello
DNI 4.705.820

