La oposición kirchnerista ataca la relación Milei-Trump pero silencia la base espacial china que opera sin control de Argentina desde hace una década.
Así lo consignó el sitio de periodismo de investigación https://www.elarchivo.com/opinion/china-si-estados-unidos-no-cuando-la-indignacion-es-selectiva-n5326720
A pocos días de las elecciones legislativas del 26 de octubre en Argentina, el arco político peronista- kirchnerista encontró un nuevo blanco para sus críticas electorales: el acercamiento del presidente Javier Milei al gobierno de Donald Trump. Desde Cristina Kirchner hasta Sergio Massa y Juan Grabois, los referentes del peronismo han calificado de «extorsión», «sumisión» y «subordinación» la relación entre ambos mandatarios y el reciente anuncio de asistencia financiera de Washington.
La Estación de Espacio Lejano en Neuquén fue ratificada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su par chino Xi Jinping entre 2012 y 2014, concediendo 200 hectáreas de la localidad neuquina de Bajada del Agrio por 50 años. Este acuerdo, que pasó desapercibido para muchos argentinos en su momento, hoy emerge como el ejemplo más palmario de la hipocresía política: mientras el kirchnerismo se rasga las vestiduras por una reunión en la Casa Blanca, ellos entregaron una porción del territorio nacional a una potencia extranjera con conexiones militares directas, sin mecanismos efectivos de supervisión y con exenciones impositivas totales. El acuerdo no solo cedió territorio de forma gratuita, sino que también garantizó una exención de todo impuesto y derecho aduanero, incluyendo impuestos nacionales al consumo como el IVA.
Una base china llena de interrogantes
La opacidad que rodea a la base china contrasta dramáticamente con la transparencia de las relaciones argentino-estadounidenses. Según un informe de Reuters, la base científica ubicada a 40 minutos de Las Lajas se trata de una «caja negra» que carece de supervisión por parte del Estado argentino. Más alarmante aún: desde que finalizó su construcción en 2017, el predio nunca más fue visitado por un argentino. Solo circulan permanentemente los 30 miembros del personal chino que trabaja y vive en la estación espacial. ¿Dónde estaban los gritos de «Patria o Colonia» cuando se firmaba este acuerdo de cesión territorial sin precedentes?
La naturaleza militar de la agencia china que opera la base agrega una capa adicional de gravedad a la cuestión. La Agencia Estatal China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC) depende directamente del Departamento General de Armamentos del Ejército Popular de Liberación. Los expertos en derecho que revisaron los documentos para Reuters señalaron que hay una diferencia notable con otras estaciones: la Agencia Espacial Europea (ESA) es una agencia civil, mientras que la CLTC reporta a los mandos militares chinos. Es decir, el kirchnerismo entregó territorio argentino a una agencia militar extranjera, algo que jamás se atrevería a hacer con Estados Unidos, pero que con China consideró perfectamente aceptable.
Estados Unidos expresó su preocupación
La preocupación internacional sobre esta base no es nueva ni infundada. El embajador de Estados Unidos en Argentina, Marc Stanley, expuso sin matices esta preocupación: «Me sorprende que la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué». Incluso durante el gobierno de Mauricio Macri, se firmó un «protocolo adicional» en 2016 para prohibir expresamente el uso militar de la estación, precisamente porque el acuerdo original celebrado entre ambos países no incluía una prohibición explícita y taxativa sobre las tareas militares de la base. Es revelador que Macri haya sentido la necesidad de añadir esta cláusula, evidenciando los peligrosos vacíos legales del acuerdo original kirchnerista.
Lo verdaderamente hipócrita del discurso kirchnerista actual es que condenan el «alineamiento» de Milei con una democracia occidental mientras ellos establecieron una alianza estratégica con una dictadura comunista. Como señaló el propio Milei, «Cristina Kirchner le dio la Orden del General San Martín al terrorista de Maduro y firmó 12 acuerdos bilaterales» con regímenes autoritarios. La diferencia entre ambos acercamientos es abismal: Estados Unidos es un aliado histórico con instituciones democráticas sólidas, mientras que China es un régimen de partido único con un historial documentado de violaciones a los derechos humanos y expansionismo territorial.
El contexto electoral de estas críticas es imposible de ignorar. A pocos días de las elecciones legislativas del 26 de octubre de 2025, donde se renovarán 127 bancas de Diputados y 24 de Senadores, el kirchnerismo busca capitalizar cualquier narrativa que pueda restar votos al oficialismo. La estrategia es transparente: desviar la atención de sus propios errores y escándalos mediante la demonización de la relación con Trump. Sin embargo, esta táctica revela más sobre su desesperación electoral que sobre los méritos de su argumento. La hipocresía alcanza niveles casi cómicos cuando los mismos dirigentes que entregaron territorio a China sin control alguno ahora se presentan como defensores de la soberanía nacional.