En un mundo que nunca duerme, ¿realmente estamos descansando? La velocidad implacable de la vida moderna nos ha convencido de que la productividad es el único camino al éxito, empujándonos a una espiral de agotamiento donde el descanso -a veces- se reduce a algunas horas de sueño.
Pero la verdad es que nuestro cuerpo y mente necesitan mucho más que el simple acto de dormir para recuperarse. Ignorar esta realidad puede costar caro, así que es vital comprender que existen múltiples formas de descanso.
Para construir los espacios necesarios que permitan los distintos tipos de descanso debemos considerar entornos que nutran la mente, el cuerpo y el espíritu.
Si hablamos de espacios para el descanso físico y sensorial en el hogar, lo ideal es contar con habitaciones oscuras, silenciosas y frescas, con colchones y almohadas de calidad.
Si disponemos de un espacio como un patio o balcón podemos incorporar plantas y asientos cómodos para crear un rincón para meditar o disfrutar el silencio.
Para el descanso mental y creativo son esenciales las áreas libres de desorden. Un entorno ordenado reduce el ruido visual y mental, así que tener un lugar para cada cosa y practicar el minimalismo puede ser muy útil.
En lo posible, evitemos llevar el trabajo al dormitorio y tengamos un espacio de trabajo separado para poder “cerrarlo” mentalmente al terminar la jornada. Y para dar rienda a la creatividad, si tocamos un instrumento, pintamos, escribimos, etc., también podemos disponer de una zona de la casa donde todo esté a mano y organizado.
Se sugiere también un living o una sala de estar donde la familia y los amigos puedan sentarse cómodamente y conversar sin distracciones de pantallas. Disponer de espacios seguros para la expresión y fomentar un ambiente donde todos deseen pasar un rato de distensión requiere más una construcción cultural que física.
Para fomentar el descanso físico y sensorial en el ámbito laboral, es esencial contar con salas de descanso dedicadas. No se trata solo de cocinas, sino espacios diseñados específicamente para la desconexión, equipados con muebles cómodos y libres de tecnología, o con un uso muy limitado y discreto, para promover el silencio o una conversación tranquila.
Además, se valoran mucho los espacios al aire libre dentro o cerca del lugar de trabajo, como jardines, patios o terrazas, donde los miembros del equipo pueden tomar aire fresco, estirarse y alejarse de las pantallas.
Las zonas de “desconexión digital”, donde los teléfonos y laptops no están permitidos o su uso se desincentiva, fomentando así la interacción cara a cara o la introspección son una excelente opción para el descanso mental y creativo en el trabajo. Los murales o pizarras para lluvia de ideas ofrecen espacios donde la expresión libre y colaborativa puede florecer sin la presión de una estructura formal.
Asimismo, el acceso al arte o la naturaleza, ya sea mediante la introducción de elementos artísticos en el lugar de trabajo o a través de vistas a espacios verdes, puede estimular la mente y reducir el estrés.
Para el descanso emocional y social en el entorno corporativo, se recomienda crear áreas comunes acogedoras, diseñadas para fomentar la interacción casual y positiva entre colegas.
También es importante favorecer la camaradería fuera de la oficina a través de espacios virtuales o físicos para actividades informales de equipo que refuercen una conexión social positiva.
Las claves son:
Construir estos espacios requiere intención, planificación y enfoque, tanto en el diseño físico como en la promoción de una mentalidad que priorice el bienestar. Al hacerlo, estaremos poniendo en acción nuestro objetivo de evitar el agotamiento y llevar vidas más plenas y equilibradas.