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Confirman prisión perpetua para una mujer por el crimen de su pareja

El Superior Tribunal de Justicia confirmó la sentencia del TOP de Goya que condenó a prisión perpetua a Vanesa Soledad Galván. Los jueces la encontraron penalmente responsable como partícipe necesaria del delito de homicidio calificado por el vínculo.

El Superior Tribunal de Justicia Rechazó el Recurso de Casación presentado por la defensa de Galván, Confirmando la sentencia N° 171/2018 dictados por el TOP (Hoy Tribunal de Juicio) de Goya. Actuaron como querellantes de la familia López los doctores Gustavo José Meza y María Cielo Rodríguez Gomez.

La mujer llegó a juicio por el crimen de su pareja, Ramón López, quien fue abatido a balazos en la madrugada del 4 de agosto de 2016 en el barrio La Providencia de la ciudad de Esquina. Recibió perpetua como ideóloga del asesinato de su pareja. El ejecutor sería un joven muerto cerca de Rosario.
Galván se encuentra detenida en la comisaría 2ª de Esquina y deberá cumplir la pena en el  Instituto Pelletier, cárcel de mujeres, en la capital correntina. 
Resolución

Se Resuelve
1° Declarar inoficioso el Recurso Extraordinario Federal interpuesto por el Señor Defensor Oficial, Doctor José Nicolás Baéz a fs. 1314/1323, contra la sentencia N° 172/21 de fecha 7 de Julio de 2021, dictada por el Alto Cuerpo Provincial, mediante la cual resuelve: Rechazar el recurso de casación articulado por la defensa y confirmar la sentencia N° 171/2018 dictada por el Tribunal Oral Penal (hoy Tribunal de juicio) de Goya obrante a fs. 1219/1255.
2° Registrar y notificar

Dr Luis Eduardo Rey Vazquez
Presidente
Superior Tribunal de Justicia Corrientes

Dr Eduardo Gilberto Panseri
Ministro
Superior Tribunal de Justicia Corrientes

Dr Fernando Augusto Niz
Ministro
Superior Tribunal de Justicia Corrientes

Dr Guillermo Horacio Semhan
Ministro
Superior Tribunal de Justicia Corrientes

Dr Alejandro Alberto Chaín
Ministro
Superior Tribunal de Justicia Corrientes

Dra Corina Shpoliansky
Secretaria Jurisdiccional N° 4
Superior Tribunal de Justicia Corrientes

El crimen

El 4 de agosto de 2016 Ramón López, un trabajador de 34 años, volvía a su casa de barrio La Providencia, en las afueras de la localidad correntina de Esquina, cuando fue asesinado con dos balazos por la espalda. El crimen sacudió a los 27 mil vecinos de esa ciudad distante 440 kilómetros de Rosario, hasta donde llegó el hilo investigativo del hecho. Casi de inmediato Vanesa Soledad Galván, conocida como «Peti», de 29 años y concubina de la víctima, fue detenida y sindicada como la autora intelectual del asesinato. Desde entonces la principal hipótesis fiscal fue que la mujer había contratado a un sicario para que matara a su pareja y la pesquisa apuntó a que ese hombre, el ejecutor del homicidio, era Gustavo Daniel Alegre, un correntino de Esquina de 28 años que se había mudado al barrio La Rana, en Villa Gobernador Gálvez. Entonces la policía puso sus ojos sobre el muchacho que, una semana después del crimen de López, fue asesinado con un balazo en la cabeza y su cuerpo apareció al costado de un camino en la zona rural de Alvear. Dos años después aún pudo determinarse si se suicidó o fue víctima de un homicidio y nunca hubo detenidos por el hecho.
Vanesa Galván, en tanto, nunca recuperó la libertad y el Tribunal Oral Penal de Goya la condenó a prisión perpetua al entender que fue partícipe necesaria del delito de homicidio calificado por el vínculo. El tribunal integrado por los jueces Darío Ortiz, Julio Angel Duarte y José Luis Acosta demoró poco más de un minuto para leer la sentencia que estuvo en sintonía con el pedido de pena solicitado por la Fiscalía y la querella.

Tiros en la madrugada

Esquina se presenta como un paraíso para el amante de la naturaleza, la playa y la pesca. Un paraje de ensueños en medio de un delta natural donde confluyen los ríos Paraná y Corrientes. Allí Ramón López trabajaba en un aserradero cercano a la vecina ciudad de Bella Vista, y vivía junto a Vanesa Galván y sus dos hijos en una casa del barrio La Providencia. El 4 de agosto de 2016, alrededor de la 1.30, el hombre regresaba a su casa junto a un compañero de trabajo. Ambos descendieron de un ómnibus y caminaron charlando dos cuadras hacia el interior de la barriada.

En inmediaciones de calles Los Sauces y Serrano Soto, a unos 250 metros de la ruta nacional 12, los hombres se separaron para dirigirse cada uno a su domicilio. El compañero de López contó que cuando había caminado 30 metros escuchó al menos nueve detonaciones de un arma de fuego. Era una pistola Luger calibre 9 milímetros de acuerdo a las vainas recolectadas por los investigadores. Y dijo también que vio cómo una moto se perdía en la oscuridad rápidamente con las luces apagadas. El corrió hacia López, quien agonizaba con dos tiros en la espalda sobre la vereda de la capilla Divina Providencia. «Me mataron, me mataron», le balbuceo la víctima, que murió en el lugar.
El caso quedó en manos de fiscal de Instrucción de Esquina Carlos Gallardo, quien a las pocas horas ordenó la detención de «Peti» Galván como sospechosa de haber tenido relación con el asesinato. La hipótesis del fiscal incluyó a Gustavo Alegre, quien de niño había vivido en Esquina y con quien la mujer había mantenido contactos vía WhatsApp. En principio, fuentes policiales indicaron que «Peti» había admitido el crimen, sin embargo se abstuvo de declarar en el proceso judicial.

Tanto en la investigación del fiscal Gallardo como en el juicio oral que duró cuatro jornadas se determinó que Alegre, el vecino afincado por entonces en Villa Gobernador Gálvez, estuvo el 4 de agosto de 2016 en la ciudad de Esquina. Inclusive posteó en su perfil de Facebook una selfie en la costanera correntina. Además, la dueña de una pensión lo ubicó en la ciudad y aportó que en junio de 2016, meses antes del crimen, había dormido en el mismo sitio y que la persona que le hizo la reserva había sido «Peti» Galván. Sin embargo, a lo largo del debate no quedó acreditado que Alegre haya sido la persona que mató a López.
Vanesa Galván había sido procesada por el juez Gustavo Vallejos como autora de homicidio doblemente calificado por el vínculo y por precio o promesa remuneratoria y agravado por el uso de arma de fuego. La defensa de la mujer sostuvo que debió ser acusada a título de instigadora o autora intelectual del crimen.

Un balazo en la cabeza

La semana siguiente al crimen de Ramón López en Esquina, Gustavo Alegre era buscado por la policía correntina en algunos barrios rosarinos y de Villa Gobernador Gálvez, donde el hombre volvió para seguir haciendo su vida.
Alegre había nacido en Esquina pero a los 14 años emigró de Corrientes en busca de nuevos aires y recaló en la casa de unas tías, en el barrio La Rana de Villa Gobernador Gálvez. Allí terminó de estudiar y llegó a cursar el primer año en el Instituto de Seguridad Pública de la Provincia de Santa Fe (Isep) porque quería ser policía. Pero la carrera de los uniformados le dejó de interesar rápido y abandonó. Entonces comenzó a trabajar en una agencia de seguridad privada. Era reconocido porque en su espalda lucía un tatuaje de San La Muerte. Además era un fanático practicante del sanda, un arte marcial oriental con técnicas de combate libre.

El lunes 8 de agosto de 2016 su pareja se presentó en la subcomisaría 26ª para realizar una denuncia por averiguación de paradero luego de que el hombre no se presentara a trabajar. Un día más tarde la mujer ratificó la denuncia en Fiscalía. La madrugada del jueves 11 de agosto el cuerpo de Alegre apareció en un montecito que se levanta al costado del camino que une Villa Gobernador Gálvez con Alvear. Estaba sentado entre los arbustos, cruzado de piernas y brazos, con un disparo en la cabeza, con orificio de entrada y salida. Llevaba puesta una pistolera de poliamida pero no tenía arma. Entre sus ropas tenía su billetera y la documentación como legítimo usuario de un arma de fuego. Tampoco se encontró su moto. Alegre tenía dos pequeños hijos de diferentes parejas, según contaron los vecinos que lo conocían en barrio La Rana de Villa Gobernador Gálvez.
Fuentes cercanas al caso indicaron en aquel momento que tras el asesinato por el cual lo acusaban en Esquina, Alegre estuvo refugiado en una humilde vivienda de La Ribera y la bajada Maipú, un territorio costero de Villa Gobernador Gálvez.

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