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Día del Cartero: ¿por qué se celebra cada 14 de septiembre?

Hoy es el Día del Cartero, un oficio que está presente en el país desde 1771 y sigue trascendiendo los siglos a pesar de los avances tecnológicos.

Cada 14 de septiembre se conmemora el Día del Cartero en la Argentina. Una jornada cuya fecha elegida recuerda al hombre que implementó este oficio en Buenos Aires por el siglo XVIII.

Todos los 14 de septiembre se celebra el Día del Cartero en la Argentina, en conmemoración del nombramiento del primer cartero oficial del territorio, en un día como hoy pero de 1771.

Aquel día Bruno Ramírez, español nacido en Sevilla y que residía en Buenos Aires, comenzó a desempeñarse como el primer cartero oficial en el territorio argentino.

Bruno Ramírez tomó posesión de su cargo el día 14 de septiembre de 1771, fecha por la cual, cada 14 de septiembre, se celebra en la Argentina el Día del Cartero. Es así que aparece en las calles de Buenos Aires una figura que se convirtió con el correr del tiempo, en un personaje inconfundible del paisaje urbano: el cartero, que con paso firme y decidido, con vocación y abnegación, cumple acabadamente un servicio indispensable para la sociedad.Día del Cartero

14 de septiembre, Día del Cartero.

Al respecto, hay que decir que la existencia de la correspondencia en Sudamérica se remonta a unos 250 años antes, ya que en 1514 se creó el primer Correo Mayor con las Indias. Con sede en Lima, este sistema de comunicación consistía en una serie de postas a caballos que unían puntos de los actuales países de Argentina, Uruguay, Chile, Paraguay y Perú.

Sin embargo, las cartas no llegaban a domicilio, cada persona debía ir a retirarlas a lugares determinados y las tardanzas de los envíos eran considerables, por lo que con el tiempo se vio la necesidad de optimizar este sistema.

El oficio de cartero

En el siglo XVIII surgió el oficio de cartero, entre la urbanización de las ciudades virreinales y la aplicación de las Reformas Borbónicas en la administración colonial. Al parecer, su origen se debe a la despreocupación de los novohispanos, quienes no recogían su correspondencia de las oficinas postales ni de los buzones. Esto motivó a sus autoridades a integrar en el sistema de correos el puesto de cartero.

La importancia de garantizar la entrega directa de cartas y demás documentos de una forma sistematizada, así como la recaudación de impuestos por emplear el servicio, eliminaron los problemas de descuidos y olvidos, acrecentando las arcas de la corona española.

El cartero se presentaba en la oficina de correos, recolectaba la correspondencia y la llevaba hasta la puerta de sus destinatarios, pero a cambio debía cobrar la renta correspondiente. El pago de dicho impuesto no era cosa menor, pues de esta forma se financiaba su sueldo y se contribuía con las rentas del Estado.

Una vez confirmado su nombramiento, los carteros debían presentarse en la oficina y en el horario que llegaba el correo. Su tarea se limitaba a repartir la correspondencia en barrios o cuarteles asignados en un plazo de doce horas, partiendo de los lugares cercanos a la administración, sin detenerse ni tener ninguna preferencia de “casas o sujetos”.

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