Apenas se habían jugado cinco minutos. River exhibía la presión alta que caracteriza a Marcelo Gallardo, con Maxi Salas y Sebastián Driussi movedizos en el ataque. Palmeiras esperaba con pie firme en su campo para construir alguna jugada. Y con una rápida jugada por derecha el conjunto brasileño logró su primer tiro de esquina a favor.
Entonces llegó el centro desde la derecha enviado por Andreas Pereira, un remolino en el área local, desatenciones varias y Gustavo Gómez conectó de cabeza solo en el medio del área chica para ganarle a la estirada de Armani y anotar el primer gol de la noche.
El festejo del experimentado zaguero surgido en Lanús se escuchó en medio del silencio generalizado de un Monumental que quedó enmudecido. Absolutamente nadie esperaba quedar en desventaja tan temprano ante un rival difícil.
De ahí en adelante se dieron 10 minutos en los cuales la mejor noticia que pudo recibir River fue que no recibió más goles. Porque Armani sacó del ángulo un tiro libre ejecutado por Andreas Pereira.
Poco después, Pereira sacudió el poste con otro cabezazo que sorprendió a todo River.
La amplia superiodad de Palmeiras no estaba quedando plasmada en el resultado. Hasta que a los 41 llegó el 2 a 0. River la perdió en la salida y el Verdao no lo perdonó. Aceleró, juntó pases y el Flaco López asistió a Vitor Roque, que definió con una sutileza ante la desesperada salida de Armani.
A cinco minutos del final del tiempo reglamentario se dio una jugada insólita. El arquero Weverton saltó para despejar un centro frontal al área visitante y en la misma acción golpeó con su rodilla a Gonzalo Montiel, que cayó fulminado al césped.
La jugada se fue al lateral y Gallardo gritó: “Pará, pará” ante el apuro de Colidio por reanudar el desarrollo. Entonces, el defensor millonario fue atendido y, mientras tanto, el VAR revisó toda la secuencia.
Después de varios minutos, al árbitro venezolano Jesús Valenzuela lo llamaron para que vea esa acción. Después de varias repeticiones, el juez de 41 años concluyó que hubo falta del arquero sobre Montiel (por la que fue amonestado). pero al mismo tiempo el lateral derecho estaba en posición adelantada, por lo que el hipotético penal no fue sancionado.
Lo extraño fue que no quedó claro por qué fue amonestado Weverton, ya que el offside previo de Montiel debió invalidar todo lo que pasó después.
Palmeiras se metió demasiado atrás y sobre el final, Lucas Martínez Quarta encontró el descuento que entusiasmó a River. No solo para los últimos minutos sino también para el partido de vuelta, en San Pablo el miércoles próximo, ya que una cosa era encarar el desquite 0-2 que sabiendo que con un gol ya llega a la definición por penales.
Gustavo Gómez pudo ser jugador de Boca. Tras una temporada (2016/17) en la que apenas completó 18 partidos en Milan, el zaguero decidió regresar a Sudamérica con la intención de recobrar protagonismo. Era joven aún, pero ya había brillado en Libertad, de Paraguay, donde debutó como profesional, y en Lanús, club con el que se consagró campeón argentino.
Su carácter natural de liderazgo siempre lo predispuso al desafío y estaba listo para fichar con un gigante del continente. La oportunidad llegó y no dudó. En pocas horas, el Mariscal, en ese entonces con 25 años, vistió la camiseta de Boca para una sesión de fotos, también grabó entrevistas para el canal del Xeneize y hasta tuvo algunas charlas con profesionales del club.
Hasta hoy, Gómez no comprende qué fue lo que sucedió durante el atardecer de aquel día agitado en Buenos Aires. “No firmé con Boca porque ellos no quisieron, esa es la realidad. Fui al club, me presenté, tengo hasta fotos con la camiseta. Grabamos algunos videos que deben estar por ahí, seguro. Además, charlé con la nutricionista y la psicóloga”, contó el defensor en una entrevista con el portal de la FIFA.
“Hice todo eso, estaba todo arreglado, sí. Sin embargo, a la hora de firmar me trajeron un contrato completamente diferente. No quisieron cumplir lo acordado y todo bien, acá estamos. Gracias a Dios el destino me trajo a Palmeiras”, agregó.