Desde muy joven, a Flavio Briatore (75) le gustaron los autos veloces y las mujeres hermosas. Y, con los años, se convirtió en el rey de la época dorada de la Fórmula 1 y en un exitoso playboy al que ninguna bella se le resiste. Consagrado como el impulsor de Michael Schumacher y de Fernando Alonso, siempre tuvo ojo clínico para descubrir futuras promesas y ahora, como principal asesor de Alpine, reconoció el potencial de Franco Colapinto y su influencia fue clave para llevar al piloto argentino a la escudería francesa. Carismático y hábil hombre de negocios, este millonario nacido el 12 de abril de 1950 en Verzuolo (Italia) también suele ser noticia por sus romances con algunas de las mujeres más famosas del mundo, como Heidi Klum y Naomi Campbell, y ocupó las portadas de los diarios deportivos cuando, en 2009, fue suspendido “de por vida” después del escándalo Crashgate, un episodio que involucró a Nelson Piquet Jr. en un accidente digitado para favorecer a Alonso durante el Gran Premio de Singapur de 2008 y que terminó con Briatore lejos de las pistas por quince años.
EL PRINCIPIO
Sus comienzos fueron en la casa de moda italiana Benetton, donde llegó a ser el encargado del éxito rotundo que significó la expansión de la firma en América. Cuando Benetton decidió incursionar en el automovilismo, Flavio Briatore fue nombrado director comercial (se desempeñó en ese rol entre 1990 y 1997) y su mayor acierto fue la contratación de un joven piloto alemán: Michael Schumacher, quien logró el bicampeonato 1994/1995. Artífice de varias de las decisiones más impactantes en la historia de la F1, cuando Renault compró el equipo Benetton pasó a ser el hombre clave de la escudería francesa, donde repitió la jugada que había hecho con el alemán con otra promesa, el español Fernando Alonso: Briatore diseñó la estructura que lo llevó a conquistar el bicampeonato de 2005/2006 derrotando al mismísimo Schumacher. Audaz e innovador, propios y extraños le reconocen su gigantesca intuición, que le permitió convertirse en el amo de la Fórmula 1 aun con escasos conocimientos de la parte técnica y deportiva de la categoría. Por supuesto que la recompensa económica fue millonaria: Briatore fue dueño del yacht Force Blue, uno de los más grandes que se vieron en el puerto de Mónaco –lo vendió hace unos años por trece millones de euros–, es propietario del Billionaire Resort & Retreat Malindi, en Kenia, del exclusivo club nocturno Billionaire, en Cerdeña, y del restaurante Cipriani de Londres. Esos también fueron sus años de gran conquistador, tras un breve matrimonio con la modelo Marcy Schlobohm en los ochenta. Entre 1998 y 2003 su relación con la top model Naomi Campbell llenó páginas y páginas en las revistas del corazón: ella era una de las tops más deseadas y él, uno de los solteros millonarios más buscados por los medios de comunicación. Llegaron a comprometerse, pero nunca se casaron, y hoy siguen siendo buenos amigos. A poco de terminar su noviazgo con Campbell conoció a Heidi Klum en una fiesta y el flechazo fue inmediato: vivieron un apasionado y explosivo romance –la prensa los captaba entre barcos y fiestas privadas– que terminó un año y medio después cuando ella, embarazada de cinco meses, descubrió que le era infiel. El 4 de mayo de 2004 la modelo dio a luz a Helene “Leni” Klum, a quien le puso su apellido porque Briatore no estuvo presente en sus primeros años de vida. Con el tiempo, padre e hija pudieron construir un vínculo y actualmente suelen compartir viajes y vacaciones. “Adoro a Leni y estoy muy orgulloso de ella –dijo el empresario en una nota de 2022–. No sólo es hermosa, sino también fuerte e independiente, con entusiasmo por la vida, aunque no me atribuyo ningún mérito y le agradezco de Heidi por cómo la crio. El problema de nuestra relación es la distancia, porque ella vive en Los Ángeles”. En 2006 se casó con la modelo italiana Elisabetta Gregoraci, madre de su hijo Falco –nació en 2010–, con quien vivió en Mónaco hasta su separación, en 2017. Y, en medio de rumores de que la pareja se habría dado una segunda oportunidad, ellos mantienen una relación cordial, que se ve reflejada en las fotos que Briatore sube a su cuenta de Instagram. “Somos una familia moderna”, dijo Elisabetta.
EL ESCÁNDALO
En 2008, durante el Gran Premio de Singapur, Fernando Alonso resultó ganador luego de un tremendo accidente de su compañero de equipo, Nelson Piquet Jr. Al término de la carrera, Piquet dijo que se había tratado de un error humano, pero un año después desató el escándalo al asegurar que la cúpula de Renault lo obligó a chocar para que Alonso pudiera ganar (el episodio se hizo célebre como Crashgate). Así, en septiembre de 2009 Flavio Briatore fue declarado culpable –junto a Pat Symonds, entonces principal ingeniero de Renault– y expulsado de la dirección deportiva de la Fórmula 1 con una sentencia que lo marginaba de por vida. Su carrera parecía haber terminado, pero Briatore, fiel a su estilo, no se quedó con los brazos cruzados: apeló en los tribunales y unos años después, consiguió revertir la sanción. Fuera de la Fórmula 1, siguió haciendo negocios y, aunque su reputación resultó dañada, su influencia siguió intacta. Y, en 2022 su nombre volvió a sonar vinculado a la F1, cuando fue designado embajador por Liberty Media, la empresa dueña de los derechos comerciales de la categoría. Dos años después Briatore llegó a Alpine como asesor, donde toma las máximas decisiones estratégicas del equipo.

