En el noveno aniversario de la canonización de San José Gabriel del Rosario Brochero, la diócesis de Goya celebró una misa para recordar al «Cura Gaucho» con la participación del grupo Los amigos de Brochero. Presidió la celebración eucarística el obispo diocesano, monseñor Adolfo Canecin remarcando en su homilía que es una ocasión para pedir la intercesión del Santo Cura Brochero, y recordó Dios quiere que todos los seres humanos seamos santos, porque, Dios es santo».
La feligresía se congregó en la Catedral dedicada a Nuestra Señora del Rosario para dar gracias a Dios por San José Gabriel del Rosario Brochero, más conocido como el Cura Brochero, que fue canonizado el 16 de octubre de 2016 en el Vaticano, en el marco de una ceremonia que presidió el papa Francisco.
En el inicio, el obispo destacó la iniciativa de un grupo de laicos, congregados bajo la denominación de los Amigos de Brochero, quienes se encargaron, con gran fidelidad de difundir la devoción del santo cura Brochero, cuyas imágenes ya se encuentran entronizadas en la Catedral, en la parroquia San Roque y San Jacinto y en la capilla Sagrada Familia de Goya. Asimismo, en Curuzú Cuatiá y en el paraje Desmochado, donde se erigió la primera capilla de la diócesis de Goya dedicada a este santo argentino.
El obispo destacó «la importancia de la celebración de la eucaristía», señalando «que lindo es sentirnos partícipes protagonistas de la mesa que estamos celebrando»-
Remarcó que «la misa actualiza, hoy, aquí y ahora el misterio pascual por eso lo llamamos memorial que significa que se hace presente la pasión, la muerte y la resurrección y la glorificación del Señor Jesús, todo eso acontece en cada misa que fue instituida por el mismo Jesús, es el único sacrificio verdaderamente agradable a Dios Padre. Que hermoso es vivir esto para poder entender este misterio» puntualizó el diocesano.
Continuo «estamos celebrando la obra de Dios en una persona, san José Gabriel del Rosario Brochero, ´el cura gaucho´, quien evangelizó a lomo de mula a los paisanos de las sierras de Córdoba, por eso, es importante reconocer que los santos no alcanzaron la santidad por medios propios, sino que son la obra de Dios en cada uno de ellos».
El obispo dijo que «los santos son por un lado intercesores y mediadores, pero, por otro lado, son como un espejo donde nos podemos mirar e inspirarnos para arreglarnos delante de Dios».
«Hermanos, celebrar a un santo nos tiene que hacer pensar en el proyecto original del Padre. Dios quiere que todos los seres humanos seamos santos, porque Dios es santo».
Monseñor Adolfo Canecin, dijo «queridos hermanos, cuando sentimos la palabra santo, muchas veces pensamos en los santos que estan en los altares, pero, el Papa Francisco, en su exhortación Gaudete et Exsultate, nos habló de “los santos de la puerta de al lado” y profundizó son «aquellos hombres y mujeres que viven a nuestro alrededor, pero con una fe profunda”.
Textualmente dice el Papa: “Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: en los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en los hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo… Ésta es muchas veces la santidad de la puerta de al lado, de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios.”
«Ser santo no es hacer cosas extraordinarias, sino vivir de manera extraordinaria lo ordinario» destacó.
Monseñor Adolfo Canecin citó la frase atribuida a Léon Bloy: “Sólo hay una tristeza en la vida: la de no ser santos». Esta frase está escrita en la exhortación apostólica Gaudete et Exsultate (Alegraos y regocijaos), publicada en 2018 por el Papa Francisco, sobre la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo y animó a descubrir la “propia vocación a la santidad “.
Destacó la figura del santo cura Brochero remarcando que fue “un pastor con olor a ovejas» y animó a seguir “su ejemplo de santidad, llevando el mensaje de Cristo a las periferias geográficas y existenciales».
Finalmente, monseñor Canecin recordó que el Cura Brochero fue declarado como patrono del clero argentino y animó en su homilía a rezar por los sacerdotes.