Este jueves a las 19:00 horas, la ciudad de Esquina vivirá un momento de profundo recogimiento y unión con un acto en homenaje a la figura y legado del Papa Francisco, recientemente fallecido. La ceremonia tendrá lugar frente al monolito que honra su memoria en la Plaza 25 de Mayo, símbolo local de la admiración y cercanía que el pueblo esquinense ha sentido por el Pontífice argentino.
Fernando Quevedo Orden, una de las voces más sentidas del homenaje, compartió en una entrevista sus recuerdos personales con el Papa. Conmovido, relató anécdotas que retratan al Papa como un hombre sencillo, profundamente humano y coherente con su mensaje. “Era un hombre de Cristo”, afirmó Quevedo, rememorando momentos compartidos desde los años en que Jorge Bergoglio era obispo auxiliar de Buenos Aires hasta visitas personales en Roma.
“Recuerdo verlo rezando el rosario en un colectivo, viajar en subte como cualquier ciudadano, su humildad era auténtica”, contó. También relató que el Papa rechazó el lujo incluso en su última morada, solicitando ser enterrado de forma sencilla en la Basílica de Santa María la Mayor, frente a la embajada argentina en Roma, y que la tumba fue costeada por un amigo suyo para no generar gasto alguno a la Iglesia.
Durante la ceremonia de hoy se depositarán ofrendas florales y se reabrirá al público una muestra sobre Francisco en el museo local, con una selección de objetos representativos de su vida y magisterio. “Lamentablemente no estarán algunas piezas importantes que hoy están en la Catedral de Buenos Aires, pero tendremos una segunda oportunidad para acercarnos a su legado”, expresó Quevedo.
El evento será, más allá del homenaje, una invitación a vivir los valores que Francisco predicó: el perdón, la humildad, el amor al prójimo y el diálogo. En palabras de Quevedo: “Lo que hoy es dolor, lentamente debe transformarse en dulce recuerdo. Esa es la mejor forma de homenajear a quien tanto nos enseñó”.
Así, Esquina se convierte hoy en un punto de encuentro para todos aquellos que quieren agradecerle al Papa Francisco por su vida, su testimonio y su incansable llamado a la fraternidad. El legado del “cura que vestía sotana negra y luego blanca” seguirá iluminando a quienes lo conocieron, lo escucharon y lo admiraron.