Cristian Esquenón, Enrique Charles y Matías Romero realizaron una hazaña memorable al cruzar a nado el imponente río Paraná. Durante 45 minutos, enfrentaron corrientes impredecibles, cambios de temperatura y el desafío psicológico que representa una travesía de estas características. La experiencia, además de un logro personal, fue una prueba de resistencia y preparación.
El cruce, que comenzó en la playa conocida como «100 dólares» en Corrientes, los llevó hasta la costa de Santa Fe. Los nadadores contaron con el apoyo de una embarcación para garantizar la seguridad en caso de emergencias, además de guías visuales para orientarse entre las corrientes y los remansos.
Cristian recordó cómo, junto a su primo Matías, comenzaron a entrenar para triatlones en aguas abiertas hace cinco años. “En ese entonces, cruzar el Paraná parecía imposible. Nos tomó un año de preparación para enfrentar este desafío. Pasamos por muchos obstáculos, desde mal clima hasta enfermedades, pero no nos rendimos”, expresó.
El profesor Oscar Ramírez, de la Academia de Natación, fue una figura clave en la formación de los nadadores. Durante la charla, Ramírez destacó la importancia de la preparación y el trabajo en equipo: “El alumno siempre debe superar al maestro. Es un orgullo ver lo que lograron”.
Una lección para todos
El equipo destacó que la clave del éxito radicó en la preparación gradual y el apoyo de personas experimentadas. “Primero hay que entrenar en piscina, luego en aguas abiertas pequeñas, hasta que uno se sienta capaz de enfrentar un desafío mayor. Rodearse de personas con experiencia también es fundamental”, señaló Cristian.
Además, enfatizaron la importancia del respeto a las condiciones del río, subrayando que la seguridad fue una prioridad durante toda la travesía.
Un cierre lleno de inspiración
Al final de la charla, Esquenón y Charles reflexionaron sobre la importancia de enfrentar los desafíos con determinación y planificación. “Lo imposible muchas veces está en la mente. Con esfuerzo y preparación, se puede lograr cualquier meta”, concluyó Enrique.
Para Matías Romero, líder del equipo durante la travesía, el cruce del Paraná es solo el comienzo. «Seguramente en los brindis de Año Nuevo surgirá la idea de nuestra próxima aventura», dijo con entusiasmo.
Esta travesía no solo marcó un hito para los nadadores, sino que también dejó un mensaje de inspiración y superación para todos los que sueñan con alcanzar grandes objetivos.