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Hermanas Marull: «La pandemia enseñó a vivir sólo el aquí y ahora»

La obra, a la que definen como un «documental» y en la que ambas actúan, además de escribir y dirigir, recopila sus experiencias y recuerdos en la ciudad de su infancia, Esquina, Corrientes.

Por Carolina Liponetzky

En el ciclo Modos híbridos del Teatro San Martín debutará el sábado “Lo que el río hace. El documental”, con dramaturgia, dirección y actuación de María y Paula Marull, y dirección audiovisual Belina Zavadisca. El elenco se completa con William Prociuk, Mónica Raiola, Mariano Saborido, y Débora Zanolli y podrá verse a través de la plataforma vivamoscultura.buenosaires.gob.ar y de la web complejoteatral.gob.ar. Dialogamos con las hermanas Marull.
Periodista.: Según expresaron, escribir se nutre de recuerdos, voces e imágenes bajo los trajes de la ficción.
Paula Marull: Lo recordado, lo investigado y lo inventado. Eso se da siempre en diferentes proporciones y nos organizó bastante a la hora de encarar este proyecto, que fue documentar el proceso creativo de cómo se hace una obra. Nosotras lo hacemos naturalmente, entonces desglosar y preguntarnos de qué elementos se compone, nos hizo pensar. La idea es desmenuzar de dónde vienen los elementos que componen una obra, personaje, texto, imágenes, hilos que uno no ve cuando ve un espectáculo.

P.: ¿Cuáles son esos elementos de la experiencia que aparecen en esta obra?

María Marull: La obra transcurre en Esquina, Corrientes, donde vivimos muchos veranos de nuestra infancia y adolescencia porque allí vivió nuestro papá. Muchas de nuestras obras están inspiradas en ese lugar. Para escribir la obra fuimos allí, participamos de la fiesta del pacú, que también aparece en la obra, salimos a pescar, entrevistamos a un guía de pesca y él nos contaba anécdotas. También hay un personaje, Dora, inspirado en una mujer que existe. Incluimos a los actores, ensayos por zoom en la pandemia y ensayos en el teatro. Este es el documento de ese proceso creativo que nunca llega a ver el público. Estamos acostumbradas a estrenar después de ensayar mucho, en cambio acá fue mostrar el proceso y dejar de lado el resultado.

P.: ¿Esto es un documental?

P.M.: Sí, porque documenta la realidad aunque siempre atravesada por el ojo del que filma y edita. Ahí uno puede manipular en el buen sentido. Es nuevo para nosotras. No teníamos ni siquiera el elenco convocado para la obra, había algunas ideas de escenografía nada más, es que íbamos a presentar el anteproyecto cuando empezó la pandemia. Así que nos agarramos de lo que teníamos, el texto, algunos actores, entrevistas con el celular o videollamadas, el teatro, sumamos a la directora y nos sumergimos.

P.: ¿De qué trata la obra que esperan estrenar en el San Martín este año?

M.M.: Cuenta la historia de Amelia, que vive en Buenos Aires, está algo desdibujada, atosigada, perdió su eje y está al servicio de exigencias del afuera. Es una escritora que no puede escribir, es madre desbordada, exigida por su marido. Por un tema legal de su padre, que murió en Esquina y dejó terrenos, ella tiene que viajar por un tema de papeles. Se reencuentra con una parte de ella que había olvidado, se reencuentra con el tiempo y se piensa cómo transcurre el tiempo en ese pueblo. Ambas interpretamos al personaje de Amelia haciendo uso de nuestro parecido físico.

P.: ¿Cómo fue volver al San Martín y trabajar con protocolo?

P.M.: El día que entramos al teatro vacío fue conmovedor. Fueron muchos meses ensayando por zoom, escribiendo en un mismo drive, pensando en esta obra pero sin entrar ni ver teatro. Fue lo más duro de la pandemia. El protocolo era mucho aunque uno se acostumbra, tantos meses en cuarentena lo teníamos naturalizado. Fue tanta la emoción de ensayar que no nos incomodó el barbijo ni el distanciamiento.

P.: ¿Cómo vislumbran las artes escénicas en esta pandemia que sigue instalada?

M.M.: Pudimos hacer funciones con público de la obra del Cervantes, en la Biblioteca Nacional, y se agotaron las entradas en tres horas. Se venden butacas asignadas, es fácil separar a la gente dos metros, y el público va. El teatro es necesario no sólo para los que lo hacemos sino para el público así que por un lado hay esperanza, porque de a poco se abre y vuelve. Preocupan las salas independientes porque necesitan ayuda para subsistir, han pasado meses muy malos. Son más vulnerables, tienen menos capacidad. El independiente es nuestra casa donde amamos estar.

P.: ¿Qué balance hacen de 2020 y qué proyectan hacia 2021?

P.M.: Estoy en el aquí y ahora, como dice Stanislavsky. Cuando vuelva la normalidad se hará esta obra del San Martín, también estábamos a punto de estrenar ¨La oportunidad¨ en el Callejón y supongo que se hará. Y proyectos que aparecieron que tienen que ver con estos modos híbridos de teatro para filmarse. Me cuesta pensar en mañana porque aprendimos que no se puede prever nada. Voy semana a semana. Me instalé en el presente porque pensar que la pandemia llegó y se instaló genera incertidumbre.

M.M.: Me gustaría pensar que 2020 fue un paréntesis y que ahora volverá la vida normal pero parece que el paréntesis se abrió y no se cierra. Fue y es un tiempo raro. Me aferro a escribir, actuar, dirigir y seguir en las condiciones que sean.

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