El juez federal Sebastián Casanello ordenó un análisis de las llamadas entre todos los imputados en la causa que investiga la intervención de la Obra Social del gremio de empleados rurales (Osprera). En ese listado se destaca el secretario de Trabajo, Julio Cordero, que mantuvo reuniones y tenía varias comunicaciones con Carlos Petroni, el interventor designado por el Gobierno y un hombre muy ligado a Lule y Martín Menem.
El magistrado pidió también información de las antenas y las celdas que se activaron con cada comunicación.
“Nos estamos convirtiendo en un voto gorila”. La frase, lanzada por un diputado libertario al analizar los resultados del último domingo, marcó el tono de la cumbre que el bloque oficialista celebró el martes por la noche. El encuentro funcionó como un desahogo colectivo: se enumeraron errores de campaña, se repasaron las señales fallidas y se repitió la urgencia de encontrar un discurso que conecte con quienes sufren el ajuste. Nadie, sin embargo, se detuvo en el elefante en la sala: los desafíos inmediatos que se acumulan en el Congreso.
En ese clima, los legisladores bonaerenses fueron protagonistas. Por primera vez lograron imponer su voz para cuestionar la estrategia y señalar lo que, a su juicio, se hizo mal en la campaña. Las críticas apuntaron al armado territorial que conduce Sebastián Pareja, hombre de confianza de Karina Milei, aunque la ausencia del dirigente lo dejó al margen del debate. Los reproches recayeron en Martín Menem, presidente de la Cámara baja, obligado a ejercer de moderador.