Junto a su tumba, los goyanos recordaron a su primer obispo
La feligresía de la Diócesis de Goya se congregó el jueves 28 de julio para rezar por el eterno descanso del primer obispo, monseñor Alberto Pascual Devoto, al cumplirse 38 años de su partida. El actual, monseñor Adolfo Ramon Canecin, calificó a su predecesor como un «pastor fiel” porque “Devoto supo tener un oído en el pueblo y otra en el Evangelio y, desde esa doble actitud procuro responder a los desafíos de su momento”.
La Eucaristía tuvo lugar en la Iglesia Catedral “Nuestra Señora del Rosario” de Goya, donde se encuentra la tumba del obispo Alberto Devoto. Concelebraron los presbíteros Tomas von Schulz y Orlando Gutierrez. Tambien hubo una misa en el Paraje El Carmen, sobre la ruta nacional 12, lugar donde falleció trágicamente el obispo Devoto y se unieron en celebraciones simultaneas en parroquias y capillas de toda la jurisdicción diocesana.
En su homilía, monseñor Canecin, recordó momentos de la vida y el ministerio de Devoto, y resalto su vida y ministerio, su humildad y cercanía con los más pobres.
“Hacer memoria agradecida, no se trata de re editar la historia, -aclaro el obispo- si tenemos que procurar valorar, porque, el padre obispo Alberto Devoto y sus sucesores han procurado desde el magisterio de la Iglesia ser fieles y respondieron con la mayor prontitud y el mayor acierto posible a los desafíos y así manifiestan los frutos, a cada etapa de la historia” remarco.
Más adelante dijo que “Monseñor Alberto Devoto, intento y procuro, con los presbíteros y laicos de ese momento, responder con la mayor fidelidad y hoy nos toca a nosotros con la Palabra de Dios, que es la misma de siempre y desde el magisterio actual, ver como hoy nosotros ser respuesta como Iglesia toda a los desafíos”…
“La mejor manera de hacer memoria es imitar esa actitud de fidelidad” que tuvo el primer obispo de Goya.
Subrayó “Devoto supo tener un oído en el pueblo y otra en el Evangelio y, desde esa doble actitud procuro responder a los desafíos de su momento”.
“La palabra del Señor sale hoy a nuestro encuentro”, y en esa línea planteó “ser como arcilla, dóciles en manos de Dios, que es el único divino alfarero, para que Él nos moldee y desde ese molde que Dios nos regala, tratar de ser repuesta en esta etapa de la historia, como lo fue el padre Alberto Devoto y los obispos que me antecedieron”.
Animo a “escuchar los clamores de la realidad, ver la luz que brota del evangelio y ser respuesta”.
“Que la memoria agradecida de nuestro primer Padre Obispo Alberto Devoto, nos ayude a que cada uno de nosotros, nos propongamos a no reeditar lo que el intentó, sino hoy, ver cómo, desde la Palabra de Dios y el magisterio, con estas actitudes ser nosotros una Iglesia en salida, caminando juntos con estilo sinodal, llegando a todas las periferias geográficas y existenciales, sacando desde lo antiguo y de lo nuevo para poder ser respuesta a los grandes desafíos y clamores de la realidad”.