Nadie vive una sola vida. Y eso Martina Stoessel lo descubrió muy pronto: primero saltó a la fama como Violetta, una perfecta chica Disney y, después, le dio paso a la “La Triple T” y a “Cupido”, una era en la que la artista exploró su costado de diva pop: una etapa repleta de brillos, reggaetón y de mucha exposición.
El año pasado, en pleno esplendor de su carrera -y también de las críticas- la ídola juvenil dijo “basta” y después de un “doloroso proceso interno”, como lo llamó, se animó a correr el velo de su éxito y a revelar su fragilidad. Así nació Un mechón de pelo, el disco más introspectivo de la cantante y su tercer alter ego. Con la intención de recorrer cada una de esas etapas de su carrera y de su vida, la cantante ideó Futttura, un viaje a su universo creativo.
Tini tenía previsto dar inicio a una serie de ocho recitales en Tecnópolis el pasado viernes, algo que no sucedió a causa de las fuertes lluvias en Buenos Aires. Aunque el clima le jugó a la cantante una mala pasada, finalmente este sábado por la tarde pudo estrenar el festival ante unos 35.000 espectadores, entre los que se encontraban dos de sus más grandes amores: su pareja Rodrigo de Paul –ataviado en un buzo del merchandising oficial de Tini- y su padre, Alejandro Stoessel.
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La propuesta de Futttura no tiene precedentes para un artista local. Tini decidió armar una puesta al mejor estilo Lollapalooza, pero que la tenía a ella como única y absoluta protagonista. El concepto que rodeaba a la puesta excedía los límites de lo musical: acompañada por importantes marcas que la patrocinaban, la artista montó una serie de activaciones para que sus seguidores tuvieran la posibilidad de recorrer su carrera de forma novedosa. El “Tinipalooza” ofrecía desde un museo con distintos vestuarios y objetos personales de la ídola pop hasta puestos para maquillarse, puestos para tatuarse y tiendas de merchandising que sorprendieron con indumentaria, vasos térmicos y distintas muñequitas que representaban a la cantante y que se correspondían con cada una de sus “eras”, al mejor estilo Taylor Swift.
Exactamente a las 21.20, Tini bajó al escenario desde el techo en un arnés que dejaba ver su silueta y su energía escénica al compás de “El cielo”. Vestida con un conjunto negro de cuero y rodeada de 32 bailarines que la escoltaban con un look futurista, Tini le dio inicio al ansiado show que se había suspendido el viernes. El escenario -que la artista compró y “trajo de afuera”, como dijo- estaba dividido en tres partes para que pudiese explorar en distintos sectores cada una de sus estéticas y etapas. La banda, escondida detrás del escenario, brillaba con su eficiencia musical y le cedió por completo el impacto visual al desparpajo de las coreografías y a la majestuosidad de la escenografía.
Con su segunda canción, “Fresa”, Tini invitó a bailar a un público desaforado que no dudaba en gritarle su amor y admiración. Con “Voltaje” y “Muñecas”, Tini exploró su faceta más provocadora y le dio la bienvenida oficial al público del predio de Villa Martelli, que en su mayoría eran niñas, adolescentes y mujeres jóvenes que fueron creciendo a la par de la artista.
Después de los aplausos del público, la cantante le dio paso a la primera “etapa” de la velada y de su vida, que evocaba sus comienzos. Con escenas de Violetta en las pantallas y un nuevo look más romántico y quinceañero, la artista entonó “Mi mundo” y otros grandes éxitos de la serie que la catapultó a la fama. “Me da nostalgia y ternura ver a esa adolescente niña que se animaba a todo. Hay algo de esa inocencia que fui perdiendo. Me agarraron miedos, empecé a modificarme. ¡Qué lindo recordar ese lugar donde pensaba: ‘¿Quién quiero ser?’. Hoy abrazo a esa niña que hoy está acá parada con mucha fuerza y gracias a ustedes que me bancaron un montón”, reflexionó con emoción sobre aquella etapa de su vida. “Lloré tanto en cada ensayo recordando estas canciones”, agregó con nostalgia.
El público respondía con ovaciones a cada una de las palabras y movimientos de Tini. Ella enseguida agradecía la deferencia e intercambiaba palabras con sus fanáticos. Se sorprendió cuando vio flamear en la platea banderas de México, Brasil, Chile y Francia y antes de cantar su hit “22″ consultó si alguien tenía esa edad y le entonó el cumpleaños a una fanática.
Después, llegó el momento de Un mechón de pelo. Tini se trasladó al otro sector del escenario donde se alzaba un arco de estilo grecorromano de 18 metros de altura que fue la estrella de la escenografía y una plataforma giratoria de 25 metros (traída desde Alemania). Aquella puesta escénica fue la aliada de Tini para su era más introspectiva y catártica. “Este álbum me moviliza mucho, me da orgullo cantarlo después de un tiempo. Gracias por hacerme sentir que no estoy sola ni loca. A veces me muerdo la lengua para no salir a contestar, no lo comunicaba y eso explotó. La justicia divina existe”, comentó sobre las críticas que recibió a lo largo de su carrera.
Respecto a los comentarios negativos que surgieron tras la suspensión del primer show, pactado para el viernes pasado, Tini compartió un video llorando por la situación, en el que apuntó: “La pasé muy triste cuando se canceló la primera fecha. Me parece triste criticar las emociones. No me afectó lo que dijeron pero por ahí a ustedes en otro ámbito les pasa que les dicen: ‘Ay, qué exagerado’, pero déjense ser porque si no te vas condicionando a los demás. ¿Por qué no podía llorar si quería llorar? Ustedes pagaron la entrada, vinieron desde lejos“, expresó.
Durante 40 minutos, la artista se abocó a su último disco y recreó el show que había brindado en el Club Hurlingham el año pasado. “A veces es necesario pasar por momentos oscuros para volver a amarse, entenderse, elegirse”, destacó sobre los aprendizajes que obtuvo a partir de aquel álbum.
Con el predio rendido a sus pies, a las 23 Tini se trasladó hacia el tercer sector del escenario para desplegar su set más bailable y divertido. Con hits como “High”, “La original”, y “Me gusta” se la vio disfrutar tanto de la música como de la interpretación. Con el aporte de una cámara en vivo que transmitía en las pantallas gigantes una estética de videoclip, el público bailó y celebró la energía bolichera de esas canciones.
Tras tres horas de show, cerca de la medianoche, Tini encaró el cierre del espectáculo. Primero, deleitó a la audiencia con “De papel” y “Carne y hueso” y luego, con un montaje escénico que recreaba una nave espacial entonó “Fantasy” y “Universidad”. Además, sorprendió a los presentes con una canción inédita titulada “36 días”. Con la emoción y el entusiasmo en su pico más alto, la artista cantó y bailó hits como “Triple T”, “Bar” y “Miénteme”. Consciente del “fin de fiesta”, Tini contempló a su público y se rompió en llanto. Con mucha emoción, interpretó “¿Qué nos pasó?» y se despidió con fuegos artificiales, papelitos y glitter.
Con la emoción a flor de piel, Tini se encargó de desplegar una presentación arrolladora, repleta de energía y talento. Futttura logra lo que se propone: a lo largo de las tres horas de show, el público se deleita con la propuesta narrativa de la puesta escénica y Martina Stoessel expone con profesionalismo y carisma las distintas facetas de su carrera y de su crecimiento personal.

