La casa abandonada de Pilar situada a metros de la colectora de la Panamericana que habían elegido para pasar la noche sin avisarles a sus padres, no era un lugar desconocido para Facundo y Santiago Nikolai Nervi Pérez Aramburu. Los hermanos, de 15 y 13 años, respectivamente, y de nacionalidad rusa, habían estado allí días atrás para dejar algo de ropa y otras pertenencias.
Así lo pudieron reconstruir los investigadores que estuvieron detrás de la desesperada búsqueda de los dos adolescentes desde que el lunes a la noche su padre, Sebastián Nervi, denunciara su desaparición, ocurrida esa misma mañana cuando, teóricamente, debían ir al colegio.
“Lo que ahora podemos confirmar que se trató de una travesura fue planeada días antes. Conocían la casa donde pasaron la mayor cantidad de tiempo desde su desaparición. Previamente llevaron ropa y otras pertenencias. Además, compraron comida y algo para beber”, dijeron fuentes que participaron de la búsqueda.
La familia Nervi Pérez Aramburu vive en una casa del barrio privado Santa Silvina, en Pilar. Los dos hermanos salieron de la vivienda familiar anteayer, pocos minutos después de las 6, supuestamente para ir a clases en el Instituto Atlético Pilar. Vestían sus uniformes escolares y cada uno llevaba su mochila. Como todos los días de semana, caminaron en dirección al colegio, pero en un momento del trayecto se desviaron.

“Antes de irse dejaron una carta a sus padres. No era una carta donde hubieran hecho referencia a su decisión de no ir al colegio; la escribieron para pedir perdón por algo que había sucedido el viernes pasado con una vecina y que derivó en un reto y que quedaran en ‘capilla’ durante el fin de semana”, dijo una calificada fuente judicial.
La búsqueda de los dos hermanos comenzó el lunes después de que el padre de los adolescentes, Sebastián Nervi, hiciera la denuncia por la desaparición de sus hijos. En esa presentación, Nervi, ingeniero de profesión, contó que sus hijos, adoptados hace nueve años, habían salido de su casa, situada en el barrio privado Santa Silvina, en Pilar, a las 6.03 para ir al colegio.
Debían regresar a las 15.55. Como pasaban los minutos y no llegaban, llamó al establecimiento educativo, donde le avisaron que los chicos no habían ido a clase.
Tras la denuncia, la investigación quedó a cargo del fiscal de Pilar Gonzalo Acosta, quien conduce la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (UFIyJ) Especializada en Delitos Conexos a la Trata de Personas, Grooming y Pornografía Infantil del Departamento Judicial de San Isidro.
En la búsqueda trabajaron efectivos de las comisarías de Pilar, que dependen de la Superintendencia de Seguridad AMBA Norte II; detectives de la Subdelegación Departamental de Investigaciones (SubDDI) de Pilar, ambas de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, y uniformados de la Policía Federal Argentina (PFA).
“Los adolescentes estaban solos en una casa abandonada, situada en un descampado de Pilar, en cercanías de la colectora de la autopista Panamericana, sentido hacia Escobar. Fueron localizados a partir del análisis de filmaciones de cámaras de seguridad”, dijo a LA NACION una fuente de la investigación.
En la noche del martes, en su perfil de la red social X, la Secretaría de Seguridad de la Municipalidad de Pilar difundió un resumen de las filmaciones de las cámaras de seguridad que terminaron siendo la clave para ubicar el lugar donde podían estar los hermanos Nervi Pérez Aramburu, adoptados hace nueve años.
Tras confirmar que no hubo un delito para continuar la investigación, el fiscal Acosta daría por cerrada la causa y le entregaría las actuaciones a la Dirección General de Niñez, Adolescencia y Familia del municipio y al Juzgado de Familia N°3 de Pilar, donde está radicado el trámite de adopción, para que definan los pasos a seguir.
“Lo más importante de todo fue que los dos hermanos fueron encontrados sanos y salvos. No fueron víctimas de ningún delito. El desencadenante de su decisión de no volver a su casa fue una cuestión familiar, quizá una crisis de identidad”, sostuvo una fuente que participó de la búsqueda.