Fue en París, uno de sus lugares favoritos en el mundo. Y fue en el Ritz, el hotel ubicado en la Place Vendôme, donde ella elegía hospedarse. Allí, el jueves 30 de octubre y acompañada por Cora y Mariana –sus dos hijas– y amigos íntimos que viajaron especialmente, Mimicha Bobbio festejó su cumpleaños número 80.
“Feliz cumpleaños” que fue entonado en francés. Y se convierte en la estrella de una postal para el recuerdo.
Christophe W.Siebert.
“Mamá se merecía este festejo”, cuenta todavía emocionada a ¡HOLA! Argentina Cora Reutemann, quien fue la gran party planner de esta celebración que no dejó ningún detalle librado al azar y que supuso mucha emoción y varios meses de organización. “Para mí, París representa a mamá. Desde muy chiquita, ella soñaba con vivir allí, hablar francés. Gran parte de los recuerdos que mi hermana Mariana y yo tenemos son de este lugar: mamá llevándonos a museos y a exposiciones, a la capilla de la Virgen Milagrosa en Rue du Bac, al Café de Flore, a comprar libros, libros y más libros a L’Ecume des Pages…”, evoca la hija mayor de Mimicha y del piloto Carlos Alberto Reutemann.
“El encierro abusivo por el coronavirus dejó a mamá muy sola y debilitada –dice Cora–. Si bien papá logró vacunarse en abril de 2021, a la semana tuvo una hemorragia intestinal. Con la muerte de quien fue el amor de su vida, el ánimo de mamá empeoró y su salud desmejoró. A fines de 2021, murió su hermano Marcos [Bobbio; se llamaba igual que su padre] y, en 2022, partió su otro hermano, José Luis. Los tres duelos la debilitaron físicamente: tuvo caídas y fracturas de cadera; pasó seis meses en una cama hospitalaria, se rompió tres veces el brazo … Para mantenerla con ánimo, yo siempre le decía: ‘Mamá, para tus 80, voy a llevarte a festejar a París al Ritz’“.
LA REINA DE LA F1
De melena rubia, coqueta y estilo inconfundible… En la Argentina, el nombre de María Noemí Claudia “Mimicha” Bobbio se abrió paso en los setenta, mientras su marido, Carlos Alberto “Lole” Reutemann, hacía historia en el automovilismo. Brillaba por sí misma. Mimicha ya era Mimicha cuando el piloto santafesino decidió apostar al sueño grande del automovilismo internacional en Europa: juntos desembarcaron, primero, en Londres, donde él debutó en la F2 y en la F1, y más tarde, se instalaron en Cap Ferrat, cerca de Mónaco.
subió a recibir el premio con su marido.
Aunque no fueron tiempos fáciles para ellos, la santafesina –que es hija de Marcos Vicente Bobbio, el dueño del Canal 13 de Santa Fe de la Vera Cruz– nunca dejó de alentar al hombre de ojazos azules que la había conquistado [se habían casado el 18 de mayo de 1968]. Cuando “Lole” ganó el Gran Premio de Mónaco [también un 18 de mayo, pero doce años después, en 1980] y subió al podio para recibir el trofeo de manos de Raniero y Grace, por entonces príncipes de Mónaco, Mimicha estuvo junto a él. Evoca Cora: “Mamá fue la primera mujer en subirse a un podio de F1. ¡Ella no fue una princesa de Mónaco, pero sí fue la reina de la F1! Los príncipes de Mónaco adoraron a mamá”.
Ese hito fue para Cora un disparador: para los 80 años de Mimicha, decidió regalarle un collar de la colección Grain de Café de Cartier inspirado en la pieza que Grace Kelly llevó cuando conoció a Raniero. “Me pareció que era el regalo acertado”, dice Cora.
–Fue un cumpleaños extraordinario…
–Ella se merecía esta celebración y haberla podido lograr me deja el corazón contento y en paz. ¡Mamá estaba feliz y sorprendida con cada uno de los detalles! Desde los vestidos en tonos claros, alegres y luminosos que lucimos esa noche [en la Argentina, Cora se había contactado previamente con la casa Valentino, el diseñador preferido de Mimicha: desde la sede de Mónaco de la firma, les enviaron a París creaciones que habían elegido, todas de la última colección] hasta el regalo [del collar]… ¡Esa sí fue una sorpresa para ella!
Cora y Mariana lucieron para el festejo pertenecen a la última colección de la firma Valentino, el diseñador favorito de MimichaChristophe W.Siebert.
Con mamá, tuve una relación conflictiva; en realidad, con los dos, aunque por diferentes razones. Siempre busqué la atención de mi padre y a ella no le daba importancia. A esta altura de mi vida, que soy madre, la comprendo y la valoro cada vez más: estoy muy agradecida por todo lo que hizo por nosotras; ella siempre quiso darnos lo mejor. Tengo la suerte de haberme dado cuenta de todo esto con ella en vida.
Dice Cora: “Si bien en el festejo no pudo estar su nieto, mi hijo Santiago [de 16 años, tuvo que quedarse en la Argentina para rendir exámenes], fue una noche mágica y llena de significado. Y, cuando descubrió que en el menú había una foto suya de cuando era chiquita, se quedó sin palabras: en esa foto, mamá tenía 4 años y una mirada llena de sueños. Espero que todos y cada uno de ellos se le hayan cumplido”.
Fotos: Cortesía Chistophe W. Siebert

