Por Leonardo J. Glikin, Abogado, Consultor de Planificación Patrimonial y Sucesoria. Autor de Pensar la Herencia www.leonardoglikin.com.ar
«Nada es seguro en esta vida, salvó la muerte y los impuestos» decía Benjamín Franklin. Pasaron más de dos siglos, y por estas tierras seguimos sin creerle del todo: hay muchos más asesores impositivos que consultores de Planificación Sucesoria.
Claro es que, si nos equivocamos con el manejo de impuestos, lo más probable es que nos enteremos y cueste caro. Si nos equivocamos con la Planificación Sucesoria, aunque seguramente va a costar muchísimo más caro, es probable que no nos enteremos.
Muchos dicen: «después de mí, el Diluvio…» lo que implica que lo que venga después ya no es tema para preocuparse. Pero, ¿es tan así? ¿No pensamos, acaso, que hay personas a quienes debemos proteger? (El o la compañera de vida, los hijos menores, los padres mayores con dificultades para sostenerse).
También, seguramente, cada cual alberga el íntimo deseo que se mantengan la paz y la armonía familia.
Por otra parte, el que tiene un proyecto, o una empresa, desea que se pueda realizar y sostener de la mejor manera, evitando conflictos y generando una saludable continuidad. Y, finalmente, si nos tomamos en serio nuestra condición de mortales, todos queremos dejar una huella de nuestro paso por el mundo. En definitiva, ese es un modo de trascendencia. De ahí que, decimos, los cuatro pilares que fundamentan la planificación sucesoria son la protección de los seres queridos, la búsqueda de armonía familiar, la proyección a través de nuestras ideas y acciones, y la trascendencia.
¿La herencia es un error de cálculo?
Circula un chascarrillo según el cual la herencia sería simplemente un error de cálculo. Dicho de otro modo, que hay que gastar en vida todo lo que se podría acumular, y que no hacerlo implica que no se han hecho bien las cuentas.
¿Qué cuentas? Me pregunto. Porque, si algo no sabemos, es cuándo sobrevendrá la muerte, y por lo tanto nos falta una variable que nos impide
hacer cualquier cálculo.
Si tuviéramos asegurado cuánto vamos a ganar y cuánto vamos a vivir, aquel chascarrillo podría ser tomado como una estrategia, pero igualmente requiere determinados olvidos: olvidarnos de proteger a los seres queridos, de ser justos con nuestro patrimonio para que reine la armonía familiar, de cuidar la continuidad de nuestros proyectos, o de forjar una memoria familiar o social de nuestro paso por este mundo.
Definitivamente, la herencia no es un error de cálculo, sino la consecuencia de que no sabemos cuánto vamos a vivir, y si nuestro patrimonio y nuestras finanzas nos resultarán suficientes.
Por eso, sugiero dejar aquel chascarrillo para las noches de copas, y enfrentar en serio los desafíos de la incertidumbre y de nuestros deseos respecto del patrimonio, que incluye una intención de cuidado a quienes queremos.
El camino es la Planificación Sucesoria
Es mucho más fácil para alguien averiguar cómo manejar los impuestos, que el patrimonio destinado a la herencia. Porque de eso no se habla, porque hay una creencia inconsciente (totalmente falsa) de que si lo hablamos va a ocurrir.
Tal es así, que una vez teníamos que resolver los temas de Planificación Sucesoria con una familia muy bien avenida, y cuando llegué a la casa de los padres encontré un gran muñeco sentado en la Mesa familiar. – Este es Charly – me dijeron- Como hoy vamos a hablar de temas muy duros, que nos angustian, vamos a hacer un juego: todo lo malo lo vamos a personalizar en Charly-.
Y así transcurrió una reunión super productiva, en la que analizamos qué pasaría si Charly se enfermaba gravemente, si se moría, si tenía un accidente, si uno de sus hijos quedaba discapacitado. Fue una reunión exhaustiva, profunda, dinámica. Especialmente, porque Charly era alquilado, y había que devolverlo antes del cierre de la tienda. Esa jornada quedó como el momento de poner todo sobre la mesa, e impulsó reflexiones riquísimas en toda la familia, que los llevó a un plan de sucesión eficiente y concreto.
Los seis pasos de la Planificación Sucesoria
En algún momento, el heredante (o sea, quien alguna vez será heredado, es decir cada uno de nosotros) toma conciencia…le cae la ficha de que algo tiene que hacer. Lo recomendable es recurrir a un experto en Planificación Sucesoria, que comenzará el vínculo con el heredante explicándole lo que puede esperar del proceso, cuál será el costo y cuales los beneficios.
Si hay acuerdo para trabajar juntos, los pasos siguientes son:
- Conversación en profundidad para conocer la historia, la conformación familiar, la constitución del patrimonio, y los intereses y deseos del heredante.
- Encuadre de toda la información en el sistema legal (parte del patrimonio que obligatoriamente debe ir a determinados herederos, parte en la que rige la libertad para disponer como se desea).
- Propuesta, discusión y aprobación de un plan, atendiendo a los 4 pilares de la Planificación Sucesoria ya mencionados: protección, armonía, proyección y trascendencia, cada uno de los cuales tendrá mayor o menor preponderancia en cada caso concreto.
- Selección de los instrumentos adecuados para lograr los objetivos planteados, tales como:
seguros de vida.
instrumentos financieros.
testamento.
Donaciones
Fideicomisos
constitución o disolución de sociedades.
Es importante destacar que no todas las personas requieren, ni les sirven, los mismos instrumentos, y que en parte, el arte del Consultor de Planificación Sucesoria consiste en seleccionar instrumentos a medida, que el heredante pueda sostener a lo largo de su vida.
- Una vez seleccionados los instrumentos, ejecución del plan. Todo lo hablado debe quedar por escrito, y deben materializarse las decisiones adoptadas.
- Monitoreo del plan: es necesario acordar con qué frecuencia se revisará el plan, dado que puede haber cambios en las relaciones del heredante, en la familia, en la composición del patrimonio.
Un asunto del «más acá»
Alguna vez, mientras escribía mi libro Pensar la Herencia, alguien que estaba al tanto de mis proyectos lo interpretó a su manera: dijo que yo escribía acerca de temas «del más allá», aludiendo a qué los resultados finales de la Planificación Sucesoria, probablemente, no sean vistos por el heredante.
Sin embargo, la sensación de tranquilidad de hacer lo que se debe hacer, de poner orden, de hacer el bien, son resultados inmediatos del proceso de Planificación Sucesoria. Por eso, digo, no sé trata de un tema del «más allá», sino del «más acá». Y en este punto, muchas veces aparece una pregunta: ¿es muy cara una Planificación Sucesoria?
A esa pregunta, después de haber ejercido la abogacía durante muchos años en materia de conflictos sucesorios, y haber presenciado la pulverización de patrimonios y relaciones familiares, respondo sin dudar: es mucho más barata que no hacerla.