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Misa y bendición con el Santísimo en el Hospital Regional de Goya

En  la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el Viernes, el obispo diocesano, monseñor Adolfo Canecin presidió una misa en el hospital «Camilo Muniagurria» de Goya en la que acercó a Jesucristo Eucaristía, a los enfermos, familiares y personal de salud, médicos, enfermeras y administrativos. Hizo un fuerte llamado a la co-responsabilidad individual y comunitaria, que «a algunos les cuesta entender».
La misa se celebró para rezar por los afectados del Covid-19, sus familias y el personal de los centros de salud, especialmente pidió por los que están en  el Hospital de Campaña.
La misa fue transmitida por la página oficial del obispado y liturgia estuvo a cargo de la pastoral de la salud de la parroquia San José Obrero.
Al final de la celebración eucarística, el obispo recorrió el hospital, ingresando a diversos sectores, bendiciendo con el Santísimo Sacramento.
En su homilía, destacó: “al personal de salud ”, que legítimamente se «cansan», alentando a poner su confianza en Dios y pidió que el Espíritu Santo les otorgue el descanso para luego servir en tan importante misión.
En ese sentido, reflexionó: «Queremos pedir por todos los trabajadores esenciales» que tienen «el mismo temor que tenemos nosotros como cualquier ser humano.  A veces, con mayor temor, porque tienen mayor conocimiento de la ciencia y, a veces dimensionan más lo delicado y gravedad de las cosas».
«Quiero pedir por el cansancio que es legítimo, para que con esta misa Dios descanse a todos» los profesionales y enfermeras o enfermeros que «están poniendo todos sus esfuerzos» enfatizó.
Advirtió «conductas» de personas que parecen que «aún no la a caído la ficha de que tenemos que cuidarnos y cuidar a los demás» e insto a «velar por el bien común».
«Eso parece que no ha calado en la totalidad de la sociedad» dijo aludiendo al incumplimiento de las disposiciones sanitarias, teniendo en cuenta de que Goya se encuentra en fase 2.
Agradeció al personal de salud porque «ustedes están entregando sus vidas’ a los que alentó a invocar al Espíritu Santo porque «los que esperan en Jesús,  como las águilas volarán, levantarán sus alas, correrán y, no se cansaran» porque «nuevas fuerzas tendrán los que esperan en Jesús».
«Quiero rezar por el don del discernimiento para las autoridades competentes, ya sea civiles, sanitarias y quienes integran el comité de crisis, quienes tienen la delicada tarea de discernir las medidas que se deben tomar y al discernir tienen que tener una mirada bien amplia que contemple la totalidad de la comunidad, no solo de un sector o un aspecto para así buscar el bien común».
Dijo  «quiero pedir en esta misa por aquellos hermanos nuestros que por algún motivo les cuesta entender el sentido de la coresponsabilidad» porque «a veces por buscar un rato personal, terminamos generando situaciones que después repercuten en los demás».
«A veces por pensar en lo mío o en un sector o grupos, afectamos a la totalidad. Pidamos al Señor que nos convenza de esto» remarco.
Pidio por todos los enfermos de Covid y dijo «Padre Dios, en el nombre de Jesucristo te pedimos que derrame tu Espíritu Santo,  que sople fuerte el viento en los pulmones de nuestros hermanos».
Monseñor Adolfo Canecin recordó que «la ciencia va avanzando » pero llega un momento en que «se siente impotente» y alentó «pero para Dios nada es imposible».
En la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús instó a «reclinar ante el corazón de Jesús» como lo hizo Juan, el apóstol para «escuchar los latidos de amor de Jesús».
«»El corazón de Jesús late amor» por todo «ser humano» porque así,  «»nos ama el Señor, nunca nos va a retirar su amor».
«Tenemos que confiar en el corazón de Jesús y abandonarnos en sus manos.»
Ánimo a vivir lo que el Papá nos dice en la Carta Encciclica » Fratelli Tutti» y saber «todo ser humano es mi hermano y mi hermana».
«Tenemos que amar a la manera de Jesús» porque lo más «revolucionario y transformaante de la realidad es poder tener un corazón como el de Jesús» dijo.
Continuo señalando «la devoción al Sagrado corazón de Jesús es el inicio a una nueva realidad porque si soy capaz de amar y tener un corazón nuevo, como el de Jesús, será un corazón saludable, que late de amor por Dios Padre, por la Virgen madre y por cada ser humano».
Pidamos a Jesús «un corazón semejante al tuyo y decir en vos confío. Te entrego todo».

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