El obispo de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecin, envió un mensaje a las madres al celebrar su día. En su mensaje, destacó el valor que tienen las madres en la vida de sus hijos, y agradeció a Dios por tan grande don. El diocesano impartió su bendición para todas las madres que hoy celebran su día, «por intercesión de María, la madre de Jesús y que él nos entregó como Madre.
Con motivo del Día de la Madre, el obispo de la diócesis de Goya, monseñor Adolfo Canecin, envió, -por medio de la oficina de prensa del obispado- un audio mensaje a las madres de la diócesis.
«A todas las Madres en este día quiero expresarles mi cariño, mi cercanía, mi filiación, en nombre propio y de todos los hijos» expresó el obispo, y afirmó desde «mis andanzas pastorales en esta geografía diocesana de esta Diócesis de Goya, que es tan amplia, hoy saludo a todas y cada una de ustedes».
Por tal motivo, «saludo a todas, sea cual fuere las circunstancias que ustedes queridas madres se encuentren».
«En mi madre Carmen Irene, que vivió su pascua, quiero recordar a todas las Madres que se adelantaron a la Casa del Padre» exclamó monseñor Canecin, y añadió: «Rezo por cada una de las madres en las distintas situaciones en las cual se puedan encontrar» e invitó a recordar interiormente a aquellas mamás, abuelas y bisabuelas que han partido ya a la Casa del Padre.
En el Día de la Madre, monseñor Canecin, con un profundo sentido espiritual, ético y humano, reflexionó sobre el cuidado de la vida, en medio de esta cultura, «que no valora como en otros momentos el don de la vida».
Recordando que la vida es un don de Dios, se dirigió a las madres haciendo un llamado: «ustedes se vuelvan ´madres custodias de la vida´, y en esa línea pidió asumir la responsabilidad de cuidar, proteger y promover la vida en todas sus formas y etapas, desde su inicio hasta su fin natural.
«Que contagien el valor de la maternidad para que se pueda generar una cultura que propicie la vida» subrayó.
El obispo goyano destacó la importancia de la maternidad animando a «aquellas personas que tengan la vocación de la maternidad puedan abrirse según la voluntad de Dios, con generosidad al don de la vida».
Por último, monseñor Adolfo Canecin hizo llegar su bendición, «por intercesión de María, la madre de Jesús y que él nos entregó como Madre. Recen por mí, intercedan por mi vida y por mi ministerio».
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