Desde Tandil, Fernanda Olivera y Fermín Páyes compartieron su inolvidable experiencia en el Torneo de Pesca del Dorado Esquinense
Fernanda Olivera y Fermín Páyes, una pareja oriunda de Tandil, Buenos Aires, participaron del Segundo Torneo de Pesca del Dorado en Esquina, Corrientes, y regresaron a su ciudad con un premio inesperado: Fernanda se consagró como una de las cinco ganadoras de la pieza mayor. En una entrevista, contaron cómo vivieron la experiencia y reafirmaron su amor por la pesca en Esquina. «No hay nada más lindo que pescar en Esquina», afirmaron.
«Fuimos a participar, a pasar un buen día de pesca y nos volvimos con este logro que nos llenó de felicidad», contó Fernanda, quien junto a Fermín viaja a Esquina desde hace cuatro años. “Nos enamoramos del lugar, de la forma de pescar y de la calidez de la gente. Nunca pensamos en ganar, solo íbamos a disfrutar.”
Fernanda relató que el premio llegó casi al comienzo de la jornada. «El guía eligió la zona y ni bien tiramos, a los pocos minutos tuve la primera y única captura que hice ese día. Fue una gran sorpresa.»
Ambos destacaron la importancia del guía Sergio Gutiérrez, con quien comparten no solo la pasión por la pesca, sino también el respeto por la conservación del dorado. “Sergio nos enseñó a pescar con conciencia, siempre cuidando la especie y devolviendo los peces al agua para preservar el ecosistema”, recordaron.
Con una anécdota llena de color, Fernanda relató cómo las cábalas también formaron parte del día: «Siempre pesco con una caña amarilla que perteneció a la hija de Sergio. Ese día, en medio del viento y el frío, se me terminó el hilo y Sergio me dijo ‘Se terminó la línea de la amarilla’, y efectivamente, el pique se cortó después de eso.»
La pareja resaltó que la experiencia va mucho más allá del premio: “Es todo: el paisaje, la pesca, la gente, el trabajo del guía, los amigos que uno hace. No conocemos un lugar mejor para pescar que Esquina. Siempre vamos a volver.”
Al final, entre risas, prometieron que la próxima vez llevarán alfajores de su ciudad y quizás, por cábala, seguirán dejando la bandera en casa. “Nos quedó pendiente llevarla, pero tal vez sea mejor así, porque nos fue muy bien”, bromearon.
Fernanda y Fermín se despidieron agradecidos y felices, con la firme convicción de que Esquina ya es su lugar en el mundo para pescar. Porque como ellos mismos dijeron, “No hay nada más lindo que pescar en Esquina.”