En Estados Unidos, además de las monedas que circularon oficialmente, existen acuñaciones poco comunes que hoy representan una parte valiosa del patrimonio numismático. Entre estas piezas se encuentra el dólar de 1884 conocido como “Trade Dollar” e identificado con el número Judd-1732. Este ejemplar forma parte de una serie denominada “Patterns Coins”, creada como prototipos para evaluar posibles diseños y aleaciones antes de ser aprobados para circulación.
La Casa de la Moneda de EE.UU. desarrolló a lo largo de su historia diseños de prueba conocidos como “Patterns Coins”. Estos modelos permitieron evaluar la viabilidad de imágenes, composiciones metálicas y técnicas de acuñación.
De acuerdo con el Servicio Profesional de Calificación de Monedas (PCGS, por sus siglas en inglés), el proceso consistía en fabricar un número limitado de ejemplares que servían para estudiar cómo luciría la moneda en relieve tridimensional y detectar posibles complicaciones técnicas en la producción. También se utilizaban para probar mezclas de metales distintas a las finalmente aprobadas.
Dentro de este grupo, algunas piezas no fueron aceptadas, otras se modificaron parcialmente antes de ingresar en circulación y en ciertos casos solo un lado fue adoptado para uso oficial. También existieron pruebas en las que ambos lados fueron aprobados, pero con cambios en la composición metálica.
Las pruebas de troqueles fueron parte esencial del desarrollo de nuevas monedas. Cuando los troqueles eran tallados a mano, los grabadores realizaban estampados en metales blandos para revisar el progreso del diseño. Estos intentos podían incluir versiones de un solo lado o piezas de forma irregular.
Otra categoría fueron las monedas de fantasía, creadas en ocasiones por funcionarios de la Casa de la Moneda o incluso fuera de ella. Algunas de estas piezas combinaban troqueles de diferentes fechas o diseños, lo que generaba rarezas buscadas por coleccionistas.
Las reacuñaciones también forman parte de este grupo, elaboradas a partir de troqueles desechados, en muchos casos se mezclaban elementos de distintas épocas. La diferencia entre patrones legítimos, pruebas de troqueles y monedas de fantasía no siempre es clara, lo que genera debates entre especialistas sobre su origen y autenticidad.
Dentro de este contexto, el Trade Dollar o dólar comercial de 1884 clasificado como J-1732, es uno de los ejemplos más relevantes. Se trata de un prototipo acuñado en cobre con borde estriado y posteriormente plateado. Solo se conocen dos ejemplares de esta variante, lo que incrementa su valor de mercado.
El diseño corresponde al dólar comercial estándar de 1884, que originalmente fue producido en plata en una tirada muy limitada de diez unidades. Los ejemplares en cobre formaron parte de un conjunto entregado al investigador numismático A. M. Smith, quien a finales del siglo XIX documentó la historia de la Casa de la Moneda de Filadelfia.
Tras la muerte de Smith, las piezas pasaron a otros coleccionistas y casas de subasta. Uno de los ejemplares terminó en la colección permanente del Instituto Smithsonian, mientras que el otro ha circulado en el mercado privado.
Aunque a simple vista puede ser confuso, existen características que hacen posible diferenciar una moneda auténtica:
Estos elementos son característicos del dólar comercial producido en la década de 1880, pero en este caso el uso de cobre y el baño plateado lo convirtieron en una pieza experimental.
El interés de los coleccionistas por esta moneda se debe a su rareza y a su condición de prototipo. En una subasta realizada por Heritage Auctions, un ejemplar en estado Proof 60 (PR60) fue vendido por US$70.500.
El precio de mercado de esta pieza depende de factores como su estado de conservación, la demanda en cada subasta y la disponibilidad de ejemplares similares. Dado que solo existen dos unidades conocidas, el valor podría aumentar en el futuro.
El dólar comercial J-1732 de 1884 se mantiene como una de las “Patterns Coins” más representativas de la numismática estadounidense, tanto por su historia como por su exclusividad en el mercado de coleccionistas.