El sábado en el Centro Cultural Esquina, se llevó a cabo la realización de la obra teatral “Volver Sin Gloria”.
Escrita y dirigida por María del Carmen Fernández, la obra se centra en el año 1982, en la provincia de Corrientes, donde la familia de Marcela y Roberto viven su vida normal, con sus hijos Silvia y Moncho.
La joven, estudiante de medicina y Moncho, recién salido de la secundaria, que está pensando en ingresar a la universidad.
SI bien, las primeras imágenes de la idiosincrasia familiar de una familia tipo en Corrientes, en plena dictadura militar, tiene rasgos de comedia, todo cambia cuando llega una carta del servicio militar donde citan a Moncho a presentarse. Al mismo tiempo, informan por la radio que las Islas Malvinas fueron recuperadas. Sus dos hijos parten a la guerra, ya que su hija es voluntaria como instrumentista quirúrgica.
Desde ahí, todo cambia al drama de unos padres, como cientos de miles que lo han vivido en carne propia, que no pueden vivir una vida normal sabiendo que sus hijos están tan lejos, luchando por la patria.
Los personajes, muy bien logrados por Alejandra Ferragut y Julio Brunengo, sólo pueden esperar que el noticioso de Radio Nacional les dé un indicio de lo que sucede.
Los audios que se oyen son originales de lo que fuera la gesta de Malvinas, algo que conmueve al espectador y lo hace viajar inmediatamente a ese momento. Con imágenes de archivo del TOAS de Santa Fe, uno puede sentir en carne propia el frío que sufrieron nuestros héroes y la desazón de las familias que quedaron esperando por sus hijos.
El drama se intensifica cuando la radio anuncia el fin de la guerra y la rendición del Ejército Argentino, ya que los padres no saben nada sobre el destino de sus hijos. Luego, la llegada de Silvia, que con un relato desgarrador cuenta lo vivido en el buque Almirante Irizar, con textos reales de una heroína que supo cuidar a los soldados en la batalla. La actriz Paula Brunengo, evoca cada diálogo con un sentimiento que emociona y desgarra por igual.
Ya finalizando, llega Moncho, que cuenta la realidad y la improvisación que vivieron, junto con el hambre y el frío, haciéndole saber a sus padres que todo lo que le supieron mandar, nada llegó a ellos. Las lágrimas de Mariano Coria, en una justa interpretación del joven soldado, no hicieron más que potenciar el estremecimiento de lo vivido en las islas.
Cabe destacar, además de las interpretaciones excepcionales del grupo de teatro independiente “Alborada”, una pre producción muy bien lograda, que el público pudo admirar de principio a fin.
A cuarenta años de la gesta, estas realizaciones artísticas en buena hora nos recuerdan que el sentimiento queda intacto, que muchas familias no tuvieron la suerte de volver a ver a sus hijos y que las Malvinas son y serán argentinas.
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