Registran nuevos pumas, el tercer felino que recupera territorio en Corrientes
La especie había desaparecido de la vista humana en la región y comenzó a regresar, progresivamente, en las últimas tres décadas. Hace tres semanas avistaron un macho joven en Carambola. Investigadores cuentan las ventajas de tenerlos cerca y aseguran que «no son de temer».
Mientras que yaguaretés y ocelotes, dos de las especies felinas más grandes, cuentan con programas de reintroducción de especie en Corrientes, hay otro felino que había sido dejado de observarse por largos años y que en las últimas tres décadas viene ganando territorio progresivamente. Se trata del segundo felino más grande de América, el Puma concolor, que tiene -a diferencia del yaguareté y el ocelote- «una gran capacidad de adaptación a distintos ambientes y por eso su presencia se ha registrado en todo el continente: desde Canadá hasta la Patagonia.
Y aunque antes habitaba toda Argentina, había comenzado a desaparecer, en especial en provincias donde tenían una «presión de caza más alta».
La buena noticia para los investigadores y los proteccionistas ambientales son los registros (que comenzaron a incrementarse en últimos 30 años) de ejemplares, e incluso parejas, que circulan «prácticamente en todos los departamentos de la provincia». Así lo explicó Mario Chatellenaz, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional del Nordeste, al ser consultado sobre el tema.
Junto a un equipo de investigadores, vienen llevando un registro del comportamiento de la especie, sobre todo en el noroeste de la provincia. Y con cámaras trampa instaladas en establecimientos productivos -forestales, ganaderos y yerbateros- han logrado constatar que Corrientes «tiene un depredador tope, que está en la parte superior de la pirámide trófica, y es el puma. Los pumas vienen desde hace tiempo cumpliendo ese rol. Desde comienzos de los 90 empezaron a haber nuevos registros, que se incrementaron desde el 2002. No es algo nuevo, solo que se asumía que ya no había pumas en Corrientes. En realidad no se puede afirmar de manera científica que hubieran desparecido. No se sabe con certeza si había mermado su población, pero permanecía resguardado en ámbitos donde no eran vistos o bien si regresó desde provincias vecinas y volvieron a recolonizar este territorio», aclaró el investigador.
«La sociedad debe conocer que es natural que el puma habite nuestra provincia y que no hay evidencias de que se alimente de ganado; la especie necesita ser más
respetada»
MARIO CHATELLENAZ
INVESTIGADOR
En ese sentido, aseguró que hasta hace pocos años, el único registro bibliográfico concreto sobre la especie en Corrientes era del naturalista Alcides Dorbigny, quien «hizo mención de pumas en las costas de Itatí, con una localización bastante precisa en la costa del Paraná, en 1827», apuntó el docente.
Así, con un equipo de investigación constituido en el seno de la Facultad, con el laboratorio de Ornitología y Mastozoología, Chatellenaz comentó que «los registros comenzaron a sumarse a partir del aporte de gente que vive y trabaja en el campo». Además, resaltó que «si se diera un aumento de la población, sería una noticia bienvenida, ya que en otras regiones habían sido perseguidos con ahínco a lo largo de la historia por conflictos con el ganado, en especial el ovino; algo del que no existen registros que suceda en nuestra provincia», explicó.
No obstante, el experto alertó sobre un comportamiento llamativo. Y no de los pumas, sino de los humanos. «En Corrientes no está todavía tan presente la idea de que se trata de una especie natural que siempre fue parte de la fauna de la provincia. En algunos casos, la gente le tiene miedo, los ataca o pide su relocalización», explicó.
En ese sentido, aseguró que «no existe evidencia que muestre que puedan representar un problema. Según los estudios que venimos realizando sobre su dieta, estos felinos se alimentan de animales silvestres autóctonos: guazunchos, aguarás popés, ñandúes y carpinchos. No hay registros de que se alimenten de ganado vacuno ni ovino. Es interesante que la gente pueda ver con otros ojos a este especie. Que se lo considere con respeto. No es para temer, siempre que uno esté informado y pueda ser aceptada su presencia como algo natural en los campos», subrayó.
Para el investigador, esta «traslocación» de ejemplares no suele resultar positiva. «Se trata de animales territoriales; cuando se afianzan en un lugar, buscan regresar. Y ahí es cuando corren riesgo de ser matados», recordó el experto.
Entre otros conceptos, Chatellenaz explicó que se trata de una especie «más sociable de lo que se conocía», que «las hembras se mueven con sus cachorros hasta el año y medio. Los machos son más solitarios, aunque hay registros de haber sido vistos en pareja en incluso con los cachorros cerca de los dos progenitores», dijo.
«Luego, tras un año y medio, las crías hembras se quedan en un territorio cercano y son los machos los que migran a buscar nuevos lugares. Para eso, pueden recorrer muchos kilómetros para colonizar un nuevo territorio».
Asimismo, detalló que en una noche pueden caminar más de 10 kilómetros en busca de presas y que incluso se los ha visto cazando de día en lugares donde no sienten amenaza. Así, «un puma que naciera en Corrientes, podría buscar tranquilamente asentarse en otra provincia y viceversa», dijo.
Macho joven en Carambola
«De un tiempo a esta parte, la gente caza cada vez menos y también hay menos población humana viviendo en el campo. Ese podría ser un motivo por el cual se registra la recolonización de pumas en nuestro territorio», opinó a su turno Sebastián Dimartino, director de Conservación de la Fundación Rewilding Argentina -el organismo que integra el Comité Iberá y que además encara el proyecto de reintroducción del yaguareté y del ocelote en Corrientes-.
Al ser consultado por República de Corrientes, el biólogo destacó que «se trata de una de las tres especies más importantes de felinos» en el continente, y también que «está volviendo por sus propios medios, sin necesidad de un programa de reintroducción».
«Hemos visto pumas en el Iberá, sobre todo machos de dos o tres años que fueron registrados en San Alonso, Socorro y Yerbalito. Son machos jóvenes, creemos que están viniendo de otros lados en busca de hembras. Es una especie en la cual los machos caminan mucho hasta asentarse en un nuevo territorio. Si buscan hembras, todavía no llegaron, van a tardar bastante más en llegar», evaluó Dimartino.
«Por eso estos machos jóvenes que se van avistando es probable que se sigan moviendo, y así aparecen y desaparecen», explicó.
Los yaguaretés -que ya tiene 12 ejemplares viviendo en libertad en el Iberá gracias al programa de reintroducción que se implementa en la provincia- en comparación con los pumas «son mucho menos adaptables: necesitan lugares poco disturbados, por eso no podrían llegar por sí solos a recuperar territorio», dijo.
Dimartino también confirmó que hace unas tres semanas otro ejemplar de la especie, también un macho joven, había sido avistado por guardaparques en la zona de Carambola, en el área de reserva cercano a Concepción, un lugar donde no se tenían hasta ahora registros de la circulación de esta especie.
«Es el tercer gran felino que vuelve; y esta vez, por sus propios medios», concluyó.
La República de Corrientes