Sandra Priore, una de las participantes más carismáticas de la última edición de Gran Hermano Argentina, no solo se destacó por su personalidad firme y transparente dentro de la casa, sino también por llevar consigo una bandera poco habitual en el mundo del reality: su pasión por la pesca. En una reciente entrevista con Actualidad Esquina, luego de pasar el fin de semana en Esquina, ciudad que visita desde 2017, la influencer recordó cómo su amor por el río y las cañas la impulsó incluso a participar del famoso programa.
«Soy una mujer pescadora. La mujer está hecha para pescar», afirma con convicción. Su vínculo con la localidad de Esquina nació por un matrimonio amigo y su padre, un gran aficionado a la pesca. Desde entonces, no deja de volver. “Quedé enamorada de Esquina, tanto que nos compramos una lancha con mi marido. Sacamos el carnet náutico y empezamos a pescar solos”, contó.
En plena pandemia, su lancha se fundió y lejos de desanimarse, Sandra encontró una forma creativa de mantener vivo su sueño: entró a Gran Hermano con un objetivo claro —mostrar que la pesca también es cosa de mujeres. Su icónico peluche de dorado, que la acompañó durante toda su estadía en la casa, fue símbolo de eso. Hoy, ya lo vende como merchandising y planea subastar el original que llevó al reality.
Durante la entrevista, Priore recordó anécdotas de sus días en el programa: la convivencia, el baño compartido, la cocina para más de 30 personas y el esfuerzo emocional de permanecer seis meses sin contacto con el mundo exterior. “Tuve que hacer un cambio mental después del primer mes para poder sostenerlo. Me costó, pero llegué lejos”, confesó.
De regreso a la realidad, Sandra no pierde de vista su propósito: “Quiero formar grupos de pesca para mujeres, ayudarlas a animarse. Ya estoy en contacto con cabañas en Goya para organizar salidas exclusivamente femeninas”.
Además, expresó su deseo de participar en los grandes concursos pesqueros del país, como la Fiesta Nacional del Surubí o la del Dorado, aunque admitió que los costos de inscripción son una barrera. “No me importa cuánto me lleve, pero voy a lograrlo. No voy a parar”, afirmó con entusiasmo.
Aficionada también al fútbol, hincha de Gimnasia y Esgrima La Plata, Sandra se reconoce como una mujer activa, apasionada y convencida de su causa. “Pescamos, vamos a la cancha, hacemos lo que nos gusta”, concluyó con una sonrisa.
Prometió volver pronto a Esquina, donde planea seguir impulsando su sueño: que muchas más mujeres descubran la libertad y la felicidad que ella encontró, con una caña en la mano y el río como horizonte.