Fue modelo en su Mar del Plata natal y llegó a Buenos Aires con un sueño claro: trabajar en los medios. Lo logró gracias a Gran Hermano porque fue una de las participantes de la primera edición del reality, en 2001. Además, en la casa más famosa de la televisión conoció a quien fue su marido durante 23 años, Santiago Almeyda.
Natalia Fava fue vedette y conductora pero un día se alejó de los medios, aunque la despedida no fue definitiva, según le cuenta a LA NACION. Hace quince años creó su marca de ropa y a eso apuesta, con locales en diferentes puntos del país, diseños propios y muchos colores. Durante la charla, también habla de su relación con Almeyda y de la chance de un reencuentro.
-¿Cómo surgió la idea de tener tu propia marca de ropa?
-Durante mucho tiempo trabajé de modelo, desde mis 13 años, y siempre estuve un poquito ligada a la moda. Un día surgió la idea de hacer algo. Primero empecé con una de mis hermanas y con ropa de la India, porque me encantaba. Y fuimos creciendo hasta tener una línea de ropa un poco más tranquila, no tan estilo hindú, aunque le anexaba camisas y ropa que traíamos de afuera. Somos de Mar del Plata y tenemos experiencia en tejidos, así que armamos un taller y confeccionamos las primeras prendas en tejido. Y no paramos más. Agregamos más talleres, más máquinas y sumamos prendas. La originalidad es que la es ropa muy colorida. Me gustan los colores y en nuestro país todo es blanco y negro o gris, y me costaba encontrar colores. Y los diseños son míos, aunque trabajamos con un equipo de gente. También hay una línea para chicos y ahora estamos lanzado la línea para hombres.
-Durante mucho tiempo hiciste revistas, comedias, conducción. ¿Te alejaste definitivamente del medio?
-Hoy ya no hay tantas oportunidades, pero no me alejé en absoluto porque me apasiona la tele. Hace por lo menos siete años que no trabajo en los medios y me gustaría volver. Tendría que organizarme también porque lo que hago me lleva mucho tiempo y energía. La tele y el teatro me apasionan. Trabajé con Mariano Peluffo haciendo conducción y me encantó. Me gustaría hacer algo de radio, porque soy locutora, además. Son esos amores que quedan ahí, siempre latentes (risas). Nunca es tarde para nada y siempre la vuelta puede ser buena.
-Hiciste comedias, pero sobre todo revistas, un género que está en extinción. ¿Qué recuerdos tenés de ese momento?
-Los mejores. Trabajé mucho con Gerardo (Sofovich), con Carmen Barbieri, con Sergio Gonal; hice muchas temporadas en Mar del Plata, mi ciudad natal. Y después trabajé mucho también con el Negro Álvarez haciendo giras. La verdad que con el Negro me llevaba bárbaro y fue una escuela diaria porque era muy exigente y me encantaba que así lo fuera. Nunca he tenido problemas con nadie. Todo lo disfruté. Me gusta mucho más la comedia y recuerdo la que hicimos con Tristán, con Carna, con Gerardo también.
-¿Nunca te convocaron para El debate de Gran Hermano?
-No, no me han convocado. A veces no me dan los tiempos, pero he mirado los resúmenes del reality, como la edición en la que estuvieron Furia y Julieta Poggio. Todos los Gran Hermano son distintos y muy distintos al nuestro.
-¿Qué recuerdos tenés de ese primer Gran Hermano que te dio tanta popularidad?
-Los mejores. Con las chicas nos seguimos juntando y tenemos un grupo de WhatsApp. Con Tamara, con Lorena, con la cordobesa, con Gustavo Jodurcha también. Hemos invitado a casi todos, pero a veces pueden y otras no. Así que siempre estamos los mismos. Marcelo Coraza también ha venido. Tratamos de reunirnos porque la pasamos muy bien.
-¿Con Coraza has tenido contacto después de las denuncias por corrupción y abuso de menores?
-Nos hablamos. Y en estos días estamos tratando de hacer otra juntada. Todo está en manos de la Justicia y hay que esperar. Él expondrá su verdad, y dice ser inocente, y la Justicia dirá cómo resulta todo esto. No puedo decir nada más de lo que conozco de Marcelo, de haber compartido con él.
-¿El reality fue tu trampolín al medio?
-Sí, totalmente. No sabía cómo era el juego, pero esa fue mi idea. Pensé que era una buena oportunidad para entrar en la tele y no la quise desaprovechar. Y después veríamos qué pasaba (risas). Me fue muy bien, trabajé muchísimo; en Telefe me han tratado de una manera increíble. Sé que algunos de los chicos han tenido inconvenientes, hicieron juicio, pero yo le estoy eternamente agradecida a Telefe.
-Además, conociste a quien sería tu marido por 23 años…
-Exacto, con Santi nos conocimos en la casa de Gran Hermano y estuvimos 23 años juntos. Y nos separamos hace tres años.
-Se habló mucho de la separación, de que no fue en buenos términos. ¿Cómo está la relación hoy?
-Hoy tenemos una relación muy buena con Santi, la verdad; un vínculo bárbaro. Nos llevamos muy bien, de hecho, nos hablamos todas las semanas. Al principio fue más ríspido porque todo estaba en carne viva. El primer golpe es fuerte, y yo estaba muy enojada. Pero el tiempo pasó y acá estamos.
-Hubo rumores de infidelidad…
-Hubo algunas desprolijidades, por decirlo de alguna manera. Nada que no haya hecho cualquier otra persona. Yo, lamentablemente, me enojé mucho. A veces te ponés a pensar y fueron tantos años… Todos podemos equivocarnos. El tiempo acomoda las cosas y pude verlo de otra manera. Es la persona con la que compartí muchos años de mi vida y no tenía sentido vivir enojada. Ya está, ya pasó. Hoy nos llevamos muy bien, nos queremos mucho. Hubo mucho amor en nuestra pareja y no tiene sentido terminar mal. Ahora estamos siempre el uno para el otro cuando pasa algo.
-Hablás con mucho cariño, ¿hay posibilidades de un reencuentro como pareja?
-No sé, la verdad que no puedo hacer futurología. Pero nos llevamos bien. El cariño está y el amor también. Nos queremos un montón. En estos días hizo la gráfica mía de mi ropa. No sabemos qué nos depara la vida. La gente nos pregunta a veces si estamos juntos otra vez. Pero no.
-¿Te hubiera gustado ser mamá?
-Sí, me hubiera encantado. Cuando sos joven pensás que la vida es muy larga y vas dejando todo para el año que viene. Y la vida va pasando, y cuando te querés acordar estás grande. Intentamos, claro, pero no venía y no tenía ganas de hacer tratamientos y forzar cosas que no tienen que ser forzadas. Nunca descarto una posibilidad de adoptar; yo soy abierta a todo eso. Me encantaría, y hay tantos niños que necesitan de cuidados.
-¿Estás en pareja?
-No, estoy sola.
-¿Qué te gusta hacer cuando no trabajás?
-Me encanta la casa. Soy una loca de las cosas de la casa, me gusta decorar, hacer el parque, pintar paredes. Me gusta ver amigos. Y salgo a caminar por obligación.
-¿Por qué?
-Sufro de migrañas, así que tengo que hacer algo de actividad física. Y caminar me ayuda muchísimo. Por suerte encontré un médico que me está llevando bien, pero la he pasado muy mal, no podía salir a la calle del dolor de cabeza, me quedaba en casa dos o tres días sin siquiera subir las persianas, en la oscuridad. Tuve que hacer también un tratamiento importante.
-¿Es algo que te sucede desde chica?
-No. Quizá tenga que ver con las muchas caídas que sufrí cuando hice Patinando por un sueño. Algo se va alterando en el organismo, se corren algunas vértebras. La migraña empezó después de eso, pero no culpo al programa. El cuerpo te va pasando factura y la migraña empeoró. Hice un tratamiento que me ayudó muchísimo y estoy mejor. Porque estaba mal, realmente estaba muy mal con ese tema.

