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Señales de alarma en la primera infancia

Por Melina Galati (Matrícula Nacional 43539) y Marisol Ceffalotti (Matricula Provincial 134822). Directoras de AÚN. Espacio Terapéutico.

Cuando hablamos de neuro desarrollo nos referimos a la interacción del niño con el medio que lo rodea, mediante este movimiento se van adquiriendo las distintas funciones cerebrales a través de la maduración del sistema nervioso central. Es decir, es un mecanismo dinámico en donde intervienen las experiencias vividas a través del intercambio con el medio que lo rodea, desde los cuidados recibidos, alimentación, estimulación, también intervienen factores biológicos que influyen en un correcto desarrollo neuronal.

Pero entonces, ¿A que nos referimos cuando hablamos de señales de alarma en la primera infancia?

Durante los primeros años de vida se van consolidando las distintas áreas: habilidades motrices, sociales, de comunicación, cognitivas y perceptivas, las cuales permiten que el niño pueda adaptarse e interactuar de manera equilibrada con el mundo exterior. Estas habilidades no se desarrollan de manera pareja, de modo tal, que un niño puede estar mas avanzado con las habilidades motrices y mas tardío con el lenguaje y otro niño de la misma edad puede encontrarse con mayor vocabulario, pero su habilidad motora no esta tan avanzada como la del otro niño, y ambos estar dentro de los parámetros esperables del desarrollo. Pero a veces esto no sucede y se empiezan a vislumbrar determinados comportamientos que podrían estar asociados a alguna alteración en el desarrollo.

De las cuales, las más frecuentes son:

A los seis meses: trastornos del sueño, irritabilidad, no es capaz de mirar los objetos que tiene en sus manos, ausencia del balbuceo, ausencia de la sonrisa social, no sigue con la mirada a su mamá/cuidador, cuando lo van a alzar no logra estirarse o acomodarse anticipadamente.

A los doce meses: no interviene en juegos sociales, ni tampoco le llaman la atención los juguetes. No copia ni imita sonidos o gestos.

A los dos años: puede evidenciarse una locomoción tardía, ausencia de gesticulación y comunicación. No se observa interés a nivel social, ya sea con adultos cuidadores o pares, ausencia de juego paralelo, entendiendo al mismo como el disfrute del niño por compartir un espacio lúdico con otros pares pero que aún no interactúan entre ellos. Posee un vocabulario de menos de 10 palabras. Puede desbordarse con grandes reacciones emocionales donde es difícil contenerlo o calmarlo.

A los tres años: lenguaje escaso o ausencia del mismo. Repetición de palabras o frases (ecolalia). Se muestra hostil a los cambios. Poco contacto visual, sueño alterado y puede quedarse obnubilado ante estimulación sensoperceptiva. Poco o nada de juego simbólico, entendiendo por el mismo cuando un niño hace “un como si”, es decir como si hablara por teléfono con alguien, o como si fuera a comprar algo. En cuanto a lo social, no logra hacer lazo con otros niños.

Otras alarmas a las que debemos prestar atención son las llamadas “estereotipias”. Por mencionar algunas de las mas frecuentes: Aleteo de manos o brazos, movimiento del troco, chasquear los dedos, caminar en puntas de pie, dar saltitos, muecas faciales, balanceo del cuerpo, pasando el peso del mismo de una pierna a la otra (rocking).

Es de suma importancia la detección temprana a través de estos signos para poder acceder a una atención e intervención temprana, individualizada y ajustada para cada caso en particular.

El desarrollo de los niños está en constante movimiento y en mayor o menor medida es rápido. Cuando esto último no ocurre y el crecimiento del niño se ve detenido en uno o varios aspectos, es necesario acudir a profesionales de la atención temprana. Es de suma importancia contar con un pediatra de cabecera al que le vayamos exponiendo y contando lo observado en el menor para que pueda derivar y realizar las evaluaciones necesarias para ir ayudando a mejorar tanto la calidad de vida del niño como la de su familia.

Melina Galati. Licenciada en Psicología por la. Universidad de Buenos Aires UBA). Matrícula Nacional 43539. Concurrente en el Hospital Nacional Lic. Laura Bonaparte (2010). Formación clínica especialista en infanto juvenil, coordinadora grupal, orientadora a padres. Coordinadora de práctica profesional en Centro Dos “Clínica con púberes y adolescentes” Cátedra de Liliana Szapiro. UBA. (2010). Integrante de distintos equipos de salud mental (equipo de trastornos de la alimentación, consumos problemáticos, niños, púberes y adolescentes). Perito de oficio. Y actualmente directora de AÚN. Espacio Terapéutico.

Marisol Ceffalotti. Licenciada en Psicopedagogía por la Universidad del Salvador. Matricula Provincial 134822. Formación en atención clínica especializada en discapacidad. Diplomada en Escuela, bullying y salud mental. Diplomada en tecnología de la información y comunicación por la Universidad ISALUD. Actualización académica en escuela, salud integral, familia y comunidad por la Universidad ISALUD. Directora de AÚN. Espacio Terapéutico.

Sobre AÚN. Espacio Terapéutico

Aún. Espacio Terapéutico ofrece las siguientes prestaciones: Psicología, Terapia Ocupacional, Psicopedagogía, Fonoaudiología, Musicoterapia y Psicomotricidad. Es un espacio interdisciplinario donde se trabaja en equipo entre todos los profesionales que intervienen en el tratamiento de los pacientes los cuales puede tener una discapacidad o no; bajo la supervisión de sus Directoras, Melina Galati y Marisol Ceffalotti, quienes supervisan los lineamientos de los tratamientos.

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