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Sinalefa, literatura con ritmo de rap instala su mensaje desde Esquina

Diego Camargo es un compositor y cantante que surgió en las batallas de freestyle en su ciudad y que ahora busca despegar artísticamente con su primer disco. 

La unión de la última vocal de una palabra con la primera de la siguiente, formando una única sílaba en efectos fonéticos, es un recurso utilizado en poesía que se llama sinalefa. Eligiendo esa palabra como  nombre artístico, Diego Camargo -de 23 años- comenzó a escribir letras de canciones con la impronta de quien tiene una vocación literaria. 

Diego es de Esquina y la poesía se le instaló como una afición desde los 12 años. Quizás -explica él- tiene que ver con la herencia de su abuela, quien aunque vivía en Buenos Aires, era una talentosa escritora de poesía.
Camargo trabaja medio tiempo en una hamburguesería y además comenzó el profesorado de Lengua y Literatura. Una carrera  a la que pretende «ponerle ritmo» para poder dedicarse en el futuro a «la docencia, algo que  debe ser muy lindo si uno también es artista», comentó a República de Corrientes.
Esta semana, Diego estrenó en sus redes sociales -YouTube e Instagram- un video que logró producir con sus propios recursos y en el que canta uno de sus temas. «Se para el reloj entre el delirio, se escapa el amor pidiendo auxilio. Manifiesta el cansancio, la falta del interés, pero viéndote a los ojos como la primera vez», dicen los primeros versos del rap, un género que prendió con fuerza en los jóvenes, pero que luego fue perdiendo terreno de popularidad frente al trap, otra expresión de la música urbana.

«Yo me quedo con el rap, no me importa si es menos comercial. Yo aprendo mientras escribo, me lleva a escuchar, entender y ser mejor persona. Me centro en la lírica a partir de lo que pienso y siento, me estabiliza para expresar lo que quiero transmitir», explicó Diego.

Una de las palabras con las cuales él mismo se define -en sus letras y en sus perfiles virtuales- es la de «constante». «Todo lo que hago es aprender, y luego contarlo en una canción.
Aunque me ponga a hacer otra actividad, al final confluye en lo mismo: aprender y componer a partir de eso», asegura.
Durante el último año, Camargo logró reunir la plata que necesitaba para ir a grabar algunas de sus canciones -la mayoría compuestas en 2020- hasta un estudio en Goya.

A ese trabajo, ahora se propone sumarle videoclips y el primero se estrenó ayer en redes sociales. «Pienso en subir una canción por mes, a la par de ir grabando canciones más nuevas cada vez que pueda. De ese modo, tendré material para compartir todo el año», planea.

«Esto es mucho más que un sueño para mí, yo quiero hacer música, consiga o no dinero con eso», asegura.
A la hora de soñar, también plantea que lo que más lo estimula es el «poder viajar más lejos con esto. Escucho a artistas de España, sería genial poder hacer un viaje y conocerlos, y a cantar por ahí», desliza Diego.
Hasta ahora, el intercambio es fluido con otros artistas del género en localidades cercanas, como La Paz y Santa Elena, de Entre Ríos, y Santa Lucía, en Corrientes. «Pensamos también en algún momento en hacer algún proyecto regional. Podría ser», comenta.
Así, de la poesía de un adolescente que creció con su papá y su hermano -su mamá falleció a sus cuatro años- que agradece y que se cuestiona, Diego pasó a las batallas de freestyle en la plaza San Martín como dos veces campeón en el género.
Y ahora, con un disco grabado a pulmón, sueña con trascender fronteras, con la creación literaria hecha rap como bandera. 

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