“Este es un compromiso que tenemos como creyentes, porque tener una reliquia de alguien, quien en breve va a ser santa, nos compromete aún más con nuestra fe”, dijo Mercedes Gelmi, quien junto a Jorge Orué, esquinense que las trajo desde Buenos Aires, son los artífices de que ese elemento que perteneció a Mama Antula, llegue hasta la capilla San Cayetano en la ciudad de Esquina, reliquia de una gran mujer que desplegó su vida y misión en Santiago del Estero y Buenos Aires, y en poco será elevada a los altares por el Sucesor de San Pedro, el Papa.
Este lunes, la comunidad católica del Portal Sur de la provincia vivió un acontecimiento de intensa devoción y gozo espiritual con la entronización de esa reliquia en el mencionado templo, que estuvo colmado de fieles en la misa que se celebró. Mama Antula se convertirá en la primera Santa argentina cuando el Papa Francisco la canonice el próximo año. Falleció el 7 de marzo de 1799, y sus restos descansan en la iglesia porteña de Nuestra Señora de la Piedad.
Al hacer uso de la palabra, Mercedes Gelmi confesó que su emoción pasa “por la relación que hay entre San Cayetano y la escuela que se fundó por la congregación que Mama Antula creara en 1767, aproximadamente, que se llamaba las Hijas del Divino Salvador”. Recordó que “le decían la jesuita mujer, porque justamente tuvo la misión de llevar los ejercicios espirituales inspirada en los ejercicios de San Ignacio de Loyola. Mama Antula dispuso que las casas educativas que se formaran a partir de ella, debían estar cerca de una capilla o de algo que tenga a San Cayetano, porque ella en el año 1769 trae a la Argentina esa devoción, que es su segundo Patrono, porque su primero es el Divino Salvador. Ningún italiano, dice en sus escritos, lo trajo; lo trae ella como su devoción y lo nombra jefe de su evangelización”, remarcó.
“Por eso, cuando ahora se acerca su canonización, las disposiciones mandan que sus reliquias, sobre todo las de primer grado, vayan a una capilla donde esté San Cayetano, porque esa era su devoción y la trajo a nuestro país”, reiteró.
Tras explicar y resaltar los motivos de la emoción y alegría, invitó a los demás fieles a buscar en google u otros medios sobre la actual Beata, para conocer más a “esta gran santa, a quien yo la conocí cuando apenas tenía 8 años de edad”. Relató que “cuando vinieron a Esquina las Religiosas del Divino Salvador, yo fui alumna del colegio y por 40 años fui docente en esa casa; o sea que siento que es mi casa y una profunda emoción como si estoy cumpliendo eso que las Religiosas me enseñaron: a quererla y amarla, porque cada 7 de marzo en el Colegio cuando estaban ellas, se celebraba una gran misa en honor a sor María Antonia de Paz y Figueroa; ese era su nombre”.
Agregó en ese sentido, “nos enseñaron a quererla y respetarla ¡Y oh casualidad! Ahora en esta ciudad se unen las dos obras de ella que van a tener sus celebraciones cada seis meses, dos veces al año y el día 7; el 7 de agosto San Cayetano y el 7 de marzo, Mama Antula”, puntualizó. Entonces subrayó sobre la presencia de la reliquia allí: “Creo que esto es simplemente una gracia”. Advirtió en consecuencia y con manifiesta emoción, que el hecho de que haya sido el instrumento de la gestión “no importa”, porque “lo importante es que está acá y nos compromete como creyentes que somos”.
Eduardo Hernández
