Hace 12 años y mientras lucha contra la neumonía en la clínica Gemelli de Roma, Jorge Bergoglio se transformó para siempre en el Papa Francisco.
El 13 de marzo de 2013, un hincha de San Lorenzo pasó a ser probablemente la persona más importante del planeta: el argentino Jorge Mario Bergoglio se convirtió en el primer Papa jesuita y latinoamericano. Ese día tomó el nombre de Francisco, en honor al santo que fue símbolo de humildad y servicio a los pobres, San Francisco de Asís. “Cuando mi nombre fue pronunciado por septuagésima séptima vez, hubo un estallido de aplausos, mientras continuaba la lectura de los votos”, dijo Francisco alguna vez al recordar la votación que lo erigió como Papa. “No sé exactamente cuántos votos hubo al final, ya no estaba escuchando, el ruido tapaba la voz del escrutador”.
A las 19:05 horas de Roma de aquel día, la esperada fumata blanca anunció al mundo que la Iglesia Católica tenía un nuevo Pontífice. Minutos después, desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, Jean-Louis Tauran pronunció la histórica frase (en español): “Os anuncio una gran alegría: ¡tenemos papa! El eminentísimo y reverendísimo señor don Jorge Mario, cardenal Bergoglio de la Santa Iglesia Romana, quien se ha puesto el nombre de Francisco”.

Cuando se cumplen 12 años del inicio de su pontificado, la realidad actual es que Francisco viene luchando y continúa internado en la clínica Gemelli de Roma. Se mantiene la situación compleja pero ya no “reservada” lo que permite avanzar sobre el problema original: la neumonía.
El Papa Francisco, está evolucionando de manera favorable sobre el problema de salud inicial, por el que fue internado el último 14 de febrero. Una radiografía torácica trajo como buena noticia que la neumonía ha comenzado a retroceder. Por esta enfermedad – que tomó ambos pulmones – Francisco fue internado y permaneció durante 25 días en un estado muy grave con “pronóstico reservado”. A los 88 años, los últimos partes marcan que se mantiene su mejoría en el estado de salud, pero deberá continuar internado en la clínica romana por un tiempo indeterminado.