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LOCALES

En Esquina, distinguieron a quien confeccionó incontables atuendos

Cuando era adolescente aprendió el oficio que luego se convirtió en una fuente de ingresos en la economía familiar. A los 88 años, disfruta del afecto de sus seres queridos y hasta borda alfombras para regalar.

Teresa Rausch de Gauna nació el 2 de agosto de 1934 en un paraje entrerriano. Años después, se mudó primero a zonas rurales de Esquina y luego al área urbana de esa misma comuna en la que sigue escribiendo su historia. Días atrás, la Municipalidad la distinguió como vecina destacada, porque durante varias décadas confeccionó ropas, en especial aquellas que fueron lucidas en diversos acontecimientos sociales. 

Sus primeros 9 años transcurrieron en el paraje Estacas. Luego, con sus padres y hermanos se trasladó a Rincón de Guayquiraró, un paraje del departamento de Esquina. Pero después falleció su padre y todos los integrantes de la familia tuvieron que reubicarse, aunque en ese mismo departamento. El nuevo destino fue la zona rural conocida como Los Flotadores. 

Ahí cursó sus estudios primarios en la Escuela 629 Capitán de Fragata Clizio D. Bertucci. Y cuando era adolescente comenzó a trabajar en una de las sastrerías tradicionales de Esquina, la de don Ángel Carrero. Fue en ese lugar donde aprendió el oficio que después, poco a poco, comenzó a desarrollarlo de forma independiente.

Por esos días, la oferta de indumentaria no era abundante. «Para lucir una prenda en casamientos, cumpleaños de 15, los festejos patronales -que son muy tradicionales acá- y otros acontecimientos sociales importantes había que recurrir a una modista», recordó Carlos Gauna, quien es uno de los cuatro hijos de Teresa.

Ellos y su esposo, que falleció en 2008, fueron testigos directos de las extensas horas que pasaba marcando, cortando, cosiendo y ocupándose de cada detalle para que la ropa que confeccionaba distinguiera a la persona que la usaba. «Cuando éramos chicos no dimensionábamos el esfuerzo que ella hacía, de eso recién nos dimos cuenta al ser adultos», señaló Carlos, que graficó eso con una escena que observó muchas veces: su madre levantándose de madrugada para aprovechar el silencio del hogar y así concentrarse en la tela que debía cortar.

Provisiones 

Teresa tenía su taller de confección en su casa. Un sitio donde, además de modista, era mamá y esposa. Precisamente, por el tiempo que le demandaba su oficio, por lo general había una persona que la ayudaba con las tareas hogareñas, teniendo en cuenta, además, que a veces ella viajaba a Buenos Aires para comprar una cantidad considerable de insumos, tales como hilos, cierres, agujas, alfileres y botones. «También, si le pedían, compraba alguna tela en especial, pero por lo general las adquiría acá», rememoró Carlos en diálogo con República de Corrientes.

Y por sus cualidades como modista, es que una vez la contrataron especialmente para un casamiento que se celebró en Buenos Aires. «Era una familia oriunda de Esquina, pero tenía una casa allá. Así que tuvo que irse por alrededor de un mes», acotó uno de los tres hermanos Gauna, que ahora viven en suelo misionero. A su vez, agregó que el otro habita en Esquina, con su mamá Teresa.

Es en el hogar que construyó junto a su familia, donde ella disfruta del afecto de sus seres queridos.

Se jubiló hace muchos años y, por cuestiones de salud, se mantiene alejada de la máquina de coser.

No obstante, «se entretiene bordando alfombras que después regala a sus afectos», subrayó Carlos, refiriéndose a una de las formas que su madre tiene de expresar su cariño a familiares y amigos. 
La República de Corrientes

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