El día del peluquero se conmemora en todo el mundo, la fecha en que Luis IX fue nombrado santo de la Iglesia Católica el 25 de agosto 1297. Sin embargo, en Argentina ocurrió una interesante coincidencia que le dio más fuerza al día. Y es que el mismo día pero de 1877, Domingo Guillén, el peluquero y director de teatro, organizó un festejo en el teatro Coliseo.
Al evento asistió una gran cantidad de profesionales que incentivó a que se creara la Sociedad de Barberos y Peluqueros.
¿Sabías que hubo un momento donde los peluqueros trabajaban solo arreglando pelucas? ¿O que solo los hombres se dedicaban a esa profesión? Hace mucho tiempo, en Francia, los estilistas eran plebeyos y se encargaban de la belleza de la nobleza, que utilizaba mayormente pelucas. Pero hubo un rey que comenzó a considerarlos como de prestigio, equiparando su profesión a la de los médicos y magistrados. Por eso se conmemora el Día del Peluquero el día del fallecimiento del rey.
De plebeyos a profesionales de prestigio
En la Francia de Luis IX, los estilistas eran plebeyos y únicamente de sexo masculino. El trabajo que más realizaban era el mantenimiento y cuidado de las famosas pelucas de la nobleza francesa. El rey decidió jerarquizar a su propio peluquero por su excelente labor en el cuidado de su apariencia.
A partir de ahí, la profesión comenzó a obtener mucho más prestigio. El estilista del rey quedó equiparado a caballeros, jueces, médicos y magistrados. E incluso podía portar espadín como parte de su atuendo.
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